Despiértame


107-despiertame

Suele ocurrir de varias maneras, pero la más cobarde de abandonar a una persona, es dejarle de hablar sin darle una explicación, irse sin avisar. Primero dice que se muere por ti. Después, que se quieren morir contigo. Pero al final, tú me has dejado aquí para morir solo.

Nunca nadie me advirtió antes sobre crear adicción a ciertas cosas o a las sobredosis, como por ejemplo, tus ojos color de cielo oscuro en una tarde nublada, tu linda mirada triste, tu corazón complicado y carente de amor.

Hoy necesito que alguien me aleje ya el agua del vino, para que tu retorno sea la señal exacta que marque el fin de mi abandono, para que mi boca sedienta sea la bandera, el signo, la rama venenosa, la hora ardiente, la hora, en fin, de detener el diluvio, de esconder las fuentes, de hacer carbón del agua y cenizas del vino.

Requiero urgentemente que alguien se atreva a alejar de mí todos los frutos mágicos del universo, de manera que mis labios ebrios de amor sólo puedan encontrar en ti lo candente, para que seas de azufre y tu cuerpo sea de llamas sobre un cuerpo de agua.

Será que tu no comprendes, amor de mi vida, que la tarea más laboriosa de los amantes no consiste en hacer el amor, sino en deshacerlo en pedazos a la luz incierta de la madrugada o al descortinar el alba casi mundo ya, instantes mágicos donde todos necesitamos un de cómplice, o de alguien que nos ayude a usar el corazón para sentir todo en un roce apenas, en un contacto inflamado, en un apretón conspirativo, en la simple mirada, para dejarnos morir de amor en un palpitar, en un aullido con silenciosa voz.

Hoy no quiero seguir soñando que tú volverás. Mejor, despiértame con tu llegada.

Necesito Decirlo


106-necesito-decirlo

Tendría tanto a decirte, amada mía, que creo que ante ti me animo a desnudar por completo mi doliente corazón. Permitiría que reparases por completo el interior de mi melancólico mundo con tus sensibles ojos de café, así como el viento barre a la lejanía las arenas de una playa desierta, pero sin que tú te pierdas en ella.

Desearía que sintieras por completo como mis palabras son capaces de llegar a ti, sumisas, dóciles, humildes, para que toda mi presencia te llene de alegría.

Escúchalas, aura de aplausos mil, nube radiosa, ola de plenilunio que besas mi alma ajada, isla de sueños e ilusión donde reposa mi espíritu ansioso, dulce embriaguez que nos otorga el vino amargo, déjate acariciar con mi infinita ternura y piérdete en mí, ahoga tu soledad en mi pecho como se ahogan las olas en el mar.

Abrásame como se ciñen en un solo abrazo los amantes imposibles. Con el alma, con el corazón y la esperanza de encontrarse algún día en algún lugar infinito.

Permite una única vez que te demuestre la intensidad de mis sentimientos, no obstante sea yo uno de esos que hablan con miradas, de los que sufren en silencio, los que responden con sonrisas, y déjame que te ame a besos.

Sé que te querré sin preguntas. Sé que vas a quererme sin respuestas, porque esta noche y las demás noches de mi vida, quiero dibujar con mis dedos en tu piel mis ingenuas, tímidas y más perversas intenciones, porque no hay mejor insomnio si me desvelo sobre tu cuerpo.

Aun no acredito que tú estés llegando a mi lado, cuando la noche es aún un puñado de estrellas que no demoraran en despabilarse ante nuestra alegría.

Quién sabe nuestro amor no tenga un final feliz, pero te doy mi palabra que sonreímos todas las horas que pasemos juntos. Y tan sólo por eso, creo que ha de valer la pena haberte amado.

Hoy Pensé en Ti


82-hoy-pense

Confieso que hoy pensé en ti al ver resbalar las gotas de lluvia por mi ventana. Cada una de esas líneas dibujas al acaso en el cristal me trajo un recuerdo tuyo, y pienso que quizás tú también me estés extrañando en esta tarde fría.

Estoy convencido que hoy te pensé más ayer, más que nunca, al beberme una copa de vino, cuando el calor que me trasmitió me hizo recordar los días que te abrigaba en mis brazos y te decía cosas bonitas al oído, mientras tú me contestabas que ése era tu lugar favorito: mis brazos.

Hoy tuve la carente necesidad de sentir aquel tan tenue y prolongado abrazo que solías darme antes de despedirnos en aquella esquina de siempre.

Sí, hoy te pensé más que en los ayeres, y doy gracias a la lluvia de hoy que me permitió ver tu rostro una vez más trazado en cada gota, y recordar tus ojos de miel mientras bebía otro sorbo de vino con sabor a te extraño.

Sin embargo, sé que hoy tú no estás en las palabras u otros léxicos. Estás tan sólo en mis recuerdos tristes, y considero que eso no tiene nada que ver con decirlo, con querer buscarle nombres, pronombres o morfemas. Pero sin dudad eres mi día de sol cuando es noche, mi eterna noche sin ti. Eres música cuando todo es silencio, eres todo en mi nada.

Sé que he dejado una huella. Nunca me iré del todo. Me recordarás. Lo harás cuando menos lo esperes.

Tal vez algún otro día nos cruce nuevamente la vida y lo que hoy queda en poesía y deseo, se haga realidad entre tus brazos y mis besos.

Dime que sientes lo que yo siento, que no te lo explicas, pero que lo sientes, ahora… Mientras yo te amo.

Esencia de Amor


70-ecencia-de-amor

Como si fuese la trompeta alada que el viento trae y que suena y pasa cantando melodías mientras la noche oscura gira en mi alma, el soplo de tu voz toca mi oído y su onda me sabe a poema, así como a la hierba verde la acaricia el rocío de la noche en primavera.

Eres la sutil visitadora de mis caprichos sofocados que mi corazón marchito busca en el cielo, en la luna y en las estrellas durante mis perpetuas noches mal dormidas, eres, mismo cuando toco el lado vacío y gélido de mi cama, la que igual siento ahí, acurrucada en mis brazos, soñando delirios de amor en el lado izquierdo de mi pecho.

Es tu indivisa belleza la que aprecio y sueño durante mis sueños sin dormir. Es tu individual elegancia la que me enamora y seduce mis ojos con todo tu pleonasmo. Es tu inteligencia la que en silencio admiro, pero es tu esencia la que en verdad con locura amo.

Eres la suma perfecta de un vino de uvas frescas, miel de abeja caprichosa, espiga de trigo maduro que se mece suave en el viento que la despeina, rosa de tallo largo sin espinas, puro ímpetu y emoción de mis delirios, torrente de sensaciones, canción en fiesta, materia prima de mil otras cosas por decirte y tan pocas de ellas son las que logran salir de mi boca, que tu deberías aprender a leer mis ojos cuando te miro y sueño.

Mientras tus ojos de lucero reflejen estos tristes ojos que abismados hoy te admiran, mientras me respondan suspirando tus tibios labios a estos tiesos labios que hoy anhelan, o quién sabe cuando logremos unir en cientos de besos nuestras dos almas confundidas, vivirá en ti y en mí un infinito amor que permute perpetuas caricias y mimos.

Todo será ciertamente poesía, si al menos logro un día musitar en tu oído un buenas noches en cuanto nos ciñe un abrazo eterno.

Palabras


51-palabras

No es difícil notar como las palabras ruedan sueltas por las calles de la ciudad, y en medio del camino van sufriendo accidentes iletrados, se estropean en medio a los acasos del momento, se tiñen con los hábitos particulares y pronto se tuercen de acuerdo con la pasión dominante.

En verdad, estas palabras, más que mías son tuyas, las mismas que van trepando en mi dolor ya viejo como si ellas fuesen una madreselva prendida a un muro de piedra atrancado a cal y canto.

Quién sabe sea también un canto de amor vital, triste, tierno y angustiado, pero a la vez ardoroso y sereno en un crepúsculo lleno de tempestad en el corazón del verano.

Antes que tú llegaras pobló la soledad de mi alma otros amores y otros ardores, y poco a poco mi espíritu se fue acostumbrando más que tú a la tristeza y al desamor.

Sin embargo hoy, con su llama deletérea, la luz de mi pasión te envuelve y abraza, absorta, pálida, doliente y a su vez soñadora, luchando contra las mismas viejas aspas de la anochecida que en torno de ti y de mí dan vueltas como los antiguos molinos del Quijote.

Mientras el viento triste del otoño galopa arrastrando las hojas muertas de los árboles yo te amo, vida mía, y hoy mi alegría muerde en sueños tu boca de labios de terciopelo.

Hundido en medio a esa colosal realidad tangible y cotidiana que me abraza y duele, ángel de sueño, te pareces mucho a mi alma, pero creo que te pareces más a la palabra melancolía.

En mi mundo circundante tú eres pradera en flor, eres trigo maduro, pájaros al vuelo en primavera, fuego, viento, lluvia y ese ardor vital como miel de abejas de fuego en mi pecho, o vino de uvas maduras en mis entrañas.

Más que palabras, para mi corazón bastan tus besos, para tu libertad bastan mis alas de sueño a conducirte al paraíso. Desde mi boca, más que palabras, llegará a tu pecho y hasta el cielo lo que estaba dormido sobre tu alma.

Sombras


40-sombras

Sueño de mi vida, quizá si las sombras de la noche no fuesen tan lóbregas, la luna y las estrellas no brillarían tanto; pero si tú lo deseas, nosotros dos podemos tropezar sin querer en un velo nocturno y a lo nuestro lo llamamos destino.

Y cuando te digo tropiezo, me refiero en especial a ese sino que es el poder sobrenatural inevitable e ineludible del ser humano, el que según los sabios nigromantes creen, es el que guía la vida humana y la de cualquier ser a un fin no escogido, de forma necesaria y fatal, en forma opuesta a la del libre albedrío o libertad, pero eso sí, ebrio de amor y pasión.

Ilusión de mis minutos interminables, la sombra de mi alma está sumida en una región de oscuridad donde la luz ha sido obstruida un día por penas sin olvido. Pero sin tu luz de aliento y tú amor, ya no soy más que tierra y sombra en una aldea con frio, fango oscuro y vendavales.

Puede que detrás de mis ambiguas palabras, endulzado almíbar de mis ilusiones, a tu mente acuda la innegable imagen de que existen grados intermedios de sombra y luz entre las superficies que se encuentran completamente iluminadas y la completa oscuridad. Y es justamente allí que se oculta mi alma entristecida, en esos mismos efectos imprecisos que convenimos llamar de penumbra.

Y aunque no me falte la redoma que contiene el vino de la vida, sin tus besos vivo enfrascado esa media luz de una existencia sin amor, luchando para que la tiniebla de mi alma desdichada no intente arrastrar vestigios, adherencias sin rumbo, álgidos vientos de Junio, herencias frías, huellas de ilusiones aniquiladas, hojas de papel arrugadas que esconden vocales y consonante de palabras tiernas que un día me quedaron ahogadas en el sentimiento.

Deseo morir besando tu loca boca de verano caliente, abrazado a un pedazo perdido de tu cuerpo mientras busco luz en tus ojos cerrados; y así, cuando la tierra reciba nuestro abrazo, podremos morir confundidos en una única muerte, porque el mejor lugar del mundo es sin duda vivir dentro de un abrazo, juntos para siempre en un beso eterno.

Lluvia


36-lluvia

Estoy convencido que existen personas que con solo abrir la boca y decir una palabra encienden la ilusión, que logran llegar a todos los límites del alma, que alimentan una flor, inventan sueños, las que de repente hacen cantar el vino en las tinajas, y permanecen después, serenas, como si nada.

Lo cierto de todo ello, es que cuando al fin percibimos que queremos pasar el resto de nuestra vida con ese tipo de persona, deseamos que ese resto de nuestra vida comience lo antes posible.

A mí me gusta llamarlo de amar lo sublime, de festejar los detalles simples, con la misma transparencia de advertir las cosas que me envuelven con el resplandor de una lluvia que cae y desaparece… No de aquella lluvia que cae como catarata agrupada en una sola gota opaca y pesada.

Diría, más bien, que es un amor que surge como camino mojado por las aguas de fines de Marzo, otoño que brillará entonces como si fuese cortado en luna llena, en plena claridad de la madrugada, en mitad de una fruta madura, en una boca suplicante elevada a la luz de la luna.

Un sentimiento que será igual como lo es el agitado mar que para las calles hace correr precipitada la vaga neblina del amor como aliento de animal que fue encerrado en el frio, para luego ver las desplegadas lenguas de agua que se acumularán en las alcantarillas del camino, prestes a cubrir ese mes que a nuestras vidas prometió la eterna floración de primavera.

Contigo presa en mi alma, he de volar en ese tiempo, dulce amor de mi vida, sin alas, sin dudas, pero como si fuese águila guerrera, y entonces me he de inclinar sobre el fuego de tu piel de durazno maduro, de tu frágil cuerpo nocturno sin estrellas pero con miles de pecas y lunares, y no apenas amaré entonces tus senos y tu vientre como si amase ese nuevo invierno que se ha de diseminar como niebla en tu sangre, sino tu alma entera.

Tú y yo, entonces, ya no necesitaremos zapatos ni caminos para recorrer esta tierra, errantes, para echar raíces de amor en la noche.

 

Insomnio


28- insomnia

Montado en la vieja caracola de la vida, me acostumbré a vivir en un mundo nuevo en que decir te quiero es como decir buenos días, en el que un beso significa que cuerpo atractivo tienes y los para siempre duran cuando mucho dos meses, donde las palabras expresadas están llenas de falsedad, donde los abrazos ocultan verdades e insultos se convirtieron en caricias tiernas. Vivo en un mundo en el que ya nada es lo que parece.

Indiferente a todos esos pareceres de ocasión, a mí aún me estremece la imagen de un soleado atardecer, la luz de la luna reflejada en desoladas planicies, estrellas desnudas en la noche oscura, el sorbo de un buen café, el compás de una bella melodía surgiendo dócil de una victrola, el cálido calor de una mirada, el sublime vigor de un beso, el poder compartir un vino durante una charla amena, y la tórrida autoridad de una caricia.

Pero cuando se llega a cierta edad en el tortuoso camino de la vida, es fácil comprender que así, sin más, nada lo es para siempre. Pero, porfiados, todavía nos enamoramos, aunque sabemos que no será para siempre.

Creo que por eso nos arriesgamos, y quizás sea por eso nos entregamos hasta quedarnos vacíos por dentro. Y una vez apasionados, en las noches nos entretenemos con las estrellas, ansiosos por capturar la que empieza a florecer, para, melancólicos, conseguir sostenerla algunos breves instantes entre las manos.

Con una puntada de dolor en el alma, hoy confieso que has sido siempre una imagen, una efigie alada, un excelso dibujo de diosa que yo creé a partir de un conjunto de anhelos, de antojos fragmentados, de deseos incumplidos, de pequeños fracasos…

Aun así, yo querría tenerte en mi cama de la manera más inocente, para saber si roncas, si hablas dormida, para escuchar tu respiración, los latidos de tu corazón, y sentir el calor de tu cuerpo, y entonces, cuando despierte por la mañana, poder decirte otra vez lo mucho que deseaba vivir ese momento.

Rodeas mi insomnio, amada mía. Hoy te extraño y esa añoranza corta como navaja afilada. Es como el viento frio levitando mi alma y yo esperando aquí, como un vino envejecido para beberte de un solo trago.

Algo de nosotros ha de permanecer, no solamente una noche fría… Mismo así, ¿qué más da vivir otra noche de desvelo, si ya no sé qué duele más, el no dormir pensando en ti, o estar despierto y recordarte?

Insectos Nocturnos


23- insectos nocturnos

Bien que en lugar de escribir este cuentito podría haber hecho otra cosa, pero no sé qué otra cosa hubiese podido hacer, ni si ello me habría salido mejor que este cuento.

…Noche ya después del nublado atardecer y el comedor era espacioso. Lo ataviaba altos muebles oscuros y un gran reloj con pesas de bronce estaba colocado al lado de un gran cuadro al óleo en donde perdices y liebres muertas se mostraban colgadas de las patas dando la impresión de continuar a morir interminablemente o estar fijadas en una muerte intemporal.

Como faltara la energía, el ambiente era alumbrado por una lámpara a queroseno que había sido suspendida del techo y un candelabro de tres velas estaba colocado sobre el centro de la mesa. No obstante, en noches como esta, socavada en rachas por la insidia de un viento norte, un viento de bocanadas casi calientes, oloroso por momentos a los sudores nocturnos, tormentoso y a su vez presagiador de torbellinos, exigía la ventana abierta.

En noches así, las luces de los hombres suelen atraer una gran cantidad de insectos voladores, y esta no fue una excepción. Rondando la llama del queroseno y haciendo temblar las de las velas, golpeado contra el tubo y pantalla de la lámpara y posándose cargosos en su barroca fábrica de arabescos metálicos, cayendo a veces a la mesa con las alas chamuscadas y aleteando otras veces al ras del mantel, chocando contra vasos y copas, jarras, salero, botellón de vino, hubo ejemplares que se convirtieron en algo así como vivas, inadecuadas y molestas ilustraciones de un manual de entomología.

El cuadro se veía iluminado más por las intranquilas vivas velas que por la luz dormilona de la lámpara, cuando una mariposa de las grandes se posó debajo, en el marco, justo allí, en donde las liebres y perdices colgadas de las patas seguían muriendo sin término.

Se vieron en el comedor, entre el cargoso bicherío, además de las infaltables moscas domésticas y los puntuales cascaruditos, diferentes variedades de mariposas, varias langostas bobas, algunos isópteros ventrudos y zumbadores, numerosos caballitos del diablo, una media docena de aguaciles de largos abdómenes y alas como de mica y dos o tres vaquitas de San Antón. Y pudo verse también, apareciendo parada como en un pedestal sobre la naranja que culminaba una frutera de mimbres y desapareciendo sin que nadie la viera irse, una elegante, espigada, bellísima mantis religiosa, el conocido mamboretá, voraz carnicero, cazador de hábitos diurnos pero que suele no desaprovechar una noche muy clara, insecto de más que tigresca ferocidad con que es llamado comúnmente, a causa de su actitud de acecho que parece la de un orante piadoso, Tata-Dios, o El Profeta, y cuya hembra, pese a su apostura llena de misticismo, dice con deliciosa bobería un estómago, el mismo que no ahorra dos líneas después insecto de trágicas nupcias casi siempre asesina y devora al macho en seguida de la cópula.

Antes de dar por terminada la cena, el hombre de la casa comentó con voz penetrante:

-La tormenta y el viento norte han puesto cargoso al bicherío.

La esposa, ojos quietos, pelo tirante preso en una cola de caballo, negro y ya con hebras blancas, murmuró sin dirigirse a nadie:

-Deberíamos haber cerrado la ventana.

Te Llamaré Vida


17= te llamo vida

Cuando tú requeriste, con voz severa, que nunca más te llamase Gaby, tu nombre, necesité expresar, decepcionado, que eso sería imposible, pues era para mí una designación cariñosa por la cual te identificaba como planta, flor, piedra, joya o vino, de algo que nace de la tierra para durar eternamente.

No era más que un nombramiento dentro de una palabra encerrada y de cuyo crecimiento de pocas letras amanece y florece la dicha como botón de jazmín en primavera, o de cuyo estío revienta la luz de los cerezos en flor.

Escasas letras que en oídos perceptivos y apasionados habrían de sonar como remansos de un río que corre perene sin detenerse, tortuoso reguero de aguas serenas que en mi corazón ardiente desemboca y nutre.

Violeta coronada de espinas, nombre de enredadera que florecisteis en mi jardín, de cipos canasteros de una pasión incontenida, hiedra de madreselvas y soto de malvones que anunciaban a mil voces la fragancia del mundo, recordad que el delicado ramillete de amores y cariños que te entregué un día, tu abrupta indiferencia lo has convertido ahora en ramo de sombra y flores marchitas junto al frio silencio nocturno.

Tu infame desidia lo ha convertido a exprofeso en un manojo florido sin fragancia que más se iguala a piedra con espuma, a sortilegios de espinas como espadas, a corona de cólera y estrellas sin puntas, a luna sin brillo, a una playa sin mar, a día sin sol.

Lo cierto es que ahora tremió la noche pavorosa sobre mi alma, y la aurora ya no llenará todas las copas con su embriagante vino, ni el sol reinará mis días con su presencia ardiente. Fui herido de muerte sin comprender que había encontrado el amor en tu territorio de besos y volcanes.

Te permito que dudes si son de fuego las estrellas, que el sol se mueva, que la luna sea de plata o que la verdad sea mentira, pero no desconfíes jamás lo cuanto te amo.

 

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