Poco mérito tienen mis hechos, querida Ju, que las más de las veces no han sido sino hijos del designio ajeno o frutos de mis flaquezas. Pero cuando tú me dices que no soy un santo, tengo que responderte que yo bien lo sé, tanto es así, que no en vano han sido las carencias de mi carácter, y no las de la vida, las que me han hecho como soy: ni alto ni bajo, ni tonto ni sabio, ni corto ni perezoso, ni impertinente ni discreto, y siendo tal vez un poco de todo y nada.
Empero, siempre creí haber entendido que mi única virtud, era el haber visto mucho y oído más aún, y con ello haberme pasado la vida en un puro ir y venir, corriendo el mundo y tratando gentes al punto que hoy me veo, ya viejo y cansado, cual pez al que una red tejida con mil historias ajenas condujera enredado hacia la muerte.
Pero en fin, mi querida Ju, entre tantos cuentos y embustes, hazañas y desmanes como he podido ser testigo, pensé que ya las conocía todas, sin embargo, nunca es tarde para descubrir nuevas gestas ilusionista-prestidigitadoras que surgen por aquí y allí en este desquiciado orbe…
Sé que te asombra mi aseveración, pero esta manera enfática, hiperbólica y persuasiva con que ahora reveo ciertos conceptos utilizados por algunos eruditos para subvertir de forma jovial y celosa el sistema que está ahí, tal estrépito parece no pasar de mera y desagradable imitación de lo que en verdad pretendía decirte, y cuyos argumentos ciertamente no llenarían de aire ni mismo el amateurismo orfeónico de los cantos de Beaumarchais.
Sin embargo, conmovido por la confirmación de lo que ya presentirá hace décadas, hace poco, por ejemplo, mi querida amiga, me detuve ante la impresionante investigación de la amenidad con que el “Instituto Avanzado de Ciencia y Tecnología de Japón” informaba rimbombante que ha creado un simulador de embarazos. Y tan moderno es, que advierten que lo pueden usar las mujeres, pero también los hombres, niños y ancianos… ¿No es fantástico, Ju?
Según indica la revista británica “New Scientist”, parecería que tal dispositivo imita el peso del bebé a medida que va creciendo, al igual que la temperatura del líquido amniótico. Pero la inventiva no para por ahí, pues también reproduce los movimientos, como las patadas y los latidos del corazón.
Todo indica que el sistema –al igual que una licuadora-, tiene un programa de velocidades, y con él se puede vivir la experiencia de los nueve meses de gestación en sólo dos minutos o, si se prefiere, extenderla por más tiempo, para experimentar los cambios en el día a día.
Dicen que el aparato es una bolsa rellena de 4 litros de agua caliente rodeada de 45 pelotas que se inflan y se desinflan. Dicho morral también iría acompañado de un sistema de cables que lo conectan a una computadora. Y a través de un software específico, se maneja un modelo 3D del feto, que permite simular los movimientos y posiciones del mismo.
Asimismo, informan que el invento será presentado en la exhibición “Siggraph 2011” que se celebrará en Vancouver, Canadá, pero los prosélitos ya calculan que el próximo paso de estos acreditados científicos, será completar los acompañamientos erótico-sexuales de su proyecto, con el desenvolvimiento de un vivificante consolador de silicona modelo 3D…dos…
¿No te parece que eso sí, sería un invento espectacular, Ju?