Cualquier lacerado leyente sabe muy bien que los irrefutables terráqueos insisten en aseverar la ultrapasada teoría de que este síntoma crucial “en la hora del vamos ver”, es un problema que atañe especialmente a las vírgenes imprudentes, sin necesidad de que exista una comprobación científica para tan delicado momento.
Pero resulta que cuando ellas superan sin estrechez esa mortificante etapa -aunque algunas féminas afirman todo lo contrario-, su foco pronto muda de dirección, y el dolor de cabeza pasa a ser la buena y vieja disculpa que ellas utilizan para no herir los sentimientos de su pareja cuando no quieren ser molestadas.
En todo caso, mi hastiado amigo, le diré que eso no es sin fundamento. Claro que usted me dirá que ese alegato es usado como disculpa cuando la mujer no está con aquel pique todo que usted tanto desea y pretende, pero todo indica que existe un fondo científico en la cosa.
Así pues, la llamada “cefalea copulogénica” -que en lo vulgar se traduce como dolor de cabeza en la hora del vamos ver- es un problema real. La diferencia de este con los otros dolores craneanos, es que él ocurre antes del sexo, justamente cuando las cosas comienzan a ponerse calientes… Sin necesidad de enchufar la estufa.
Por consiguiente, cuando las dos palomitas están de alas abiertas y picos juntos y sedientos bien en medio de las preliminares, es justo cuando la mujer pasa a sentir un dolor de cabeza que la desconcentra y ella ni se imagina de donde surgió… Porque es elemental que se ponga a pensar que aquel primer dolor que ella sintió, ya ocurrió hace mucho tiempo.
Explicando mejor el asunto para todos aquellos cándidos personajes mortales que insisten en querer andar en dos pies, resulta que cuando ella comienza a sentir un estímulo sexual, su presión arterial aumenta, su corazón bate más rápido y su respiración se pone más intensa… Y no piensen ellos que eso ocurre porque lo ha visto desnudo. ¡No, mi amigo! Todo eso acontece rápidamente y puede llegar a causar falta de confort en algunas mujeres por causa de sus desequilibrios hormonales.
Circunstancialmente, también existe la posibilidad del tal dolor ser emocional. Eso mismo, pues ella puede -sin querer- estar somatizando sus problemas. Le diría que la voluntad de sexo hasta puede existir, así como el deseo que ella tiene por la otra persona, pero parece que alguna cosa la traba y hace con que se sienta insegura o que acabe de vez con los buenos sentimientos y deseos de aquel momento.
Parecería que en tal momento, su cerebro, -espero que así sea-, la engaña con un dolor de cabeza causado por los sentimientos… O por el susto (grande o pequeño, da igual).
Por supuesto que como no da para diferenciar los dolores, lo ideal es siempre ellas procurar un médico. Lo mejor sería que comenzasen por hacer una visita al ginecólogo, y si este no encuentra nada -entre oreja y oreja-, que ella parta para la terapia -no necesariamente a dos.
No sé, pero pienso que toda mujer merece tener una vida sexual feliz y aprovechar sin impedimentos sus mejores momentos… Además de no estropearle los relámpagos de su compañero… ¿No sería formidable?
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