Al insigne de mi amigo le gusta repetir que, por más excitante y “caliente” que sea la relación sexual al comienzo de un relacionamiento, no mucho después casi todas las parejas entran en una rutina más tranquila cuando ya están juntos desde hace algún tiempo. Él me afirma que eso es casi inevitable.
Entiendo que tal sabiduría, al querer ilustrarla escuetamente en un simple enunciado, pueda ser un poco frustrante para el insigne lector, además de querer dar a entender que transcurriendo latosos días, luego las palomitas se sientan más distantes una de la otra. Empero, he de decirle que, felizmente, existen algunos trucos simples para excitar al compañero o compañera a rencender la llama sin tener que convertirse en un coloso de la sensualidad de la noche a la mañana, ni sentirse un Nerón de la pasión.
Como de hábito, al inflamarme -tal cual la diosa Hera-, de un poder benemérito en busca de fornecer la mejor coartada al más desventurado ser, de ojos rasos recopilé algunas ventajas que permitirán salpimentar la relación a dos -o con cuantos múltiplos se le antoje-, y salir de una vez de la insidiosa rutina en que se metió, posibilitando que de un nuevo gas a su relacionamiento… No necesariamente gástrico, obvio.
Provóquelo – En una situación no-sexual, (léase, no en la horizontal), pase la punta de sus dedos muy suavemente y en direcciones imprevisibles por el brazo, espalda, o hasta en los muslos de él (por ejemplo, cuando está dirigiendo). Los hombres adoran cuando la mujer los toca de forma inesperada, porque ellos nunca saben a donde irá parar esa mano (y la imaginación de ellos sabe volar lejos). Tenga en cuenta que los toques osados en público o en situaciones inesperadas, serán atrevidos para los dos, y eso los irá a dejar locos de ganas para estar a solas nuevamente… ¿Me entiende, no?
Toque más – Abrazos, besos, palmaditas en las nalgas, masajes; pues cuanto más usted acaricie su pareja, mayor será la cantidad de oxitocina libertada en su corriente sanguínea. Conocida como la hormona del amor, ella aumentará la sensación de intimidad entre ustedes, haciendo con que se sientan menos como compañeros de cuarto y más como un casal en luna de miel.
Vaya a la academia – Aquí no se trata necesariamente de tener un cuerpo estructural como esos que aparecen en las revistas. En verdad, el ejercicio los irá dejar “emocionalmente” más atrayentes de lo que se imaginan y los hará sentirse unos dioses, además de que también aumentará la endorfina. Y cuanto más felices ustedes estén, más propensos estarán para el sexo.
Mastúrbese -¡Calma, calma!Esto significa que cuanto más ejercitar la libido, mejor será su desempeño. No en tanto, digamos que usted y su pareja no pudieron conciliar las agendas en esta semana. Por consiguiente, atentos a las propias y enigmáticas necesidades de cada uno, manténganse preparados para cuando tengan un tiempito. Mientras tanto, asista una película porno de su preferencia para mantenerse inspirado, o lea un libro erótico y relaje con una copa de vino… ¿Quién puede negar que estar solo no puede ser sexy? ¡Ahhh! Córtese antes las uñas.
Siéntase más confiada – No existe absolutamente nada más sexy de que una mujer que exhala confianza. Entonces, haga lo que sea necesario para sentirse lo más apetitosa e descolada posible, ya sea haciéndose una escoba, tomando un baño de inmersión, vistiendo una camisola sensual, o acabarse de sudor en una sección intensa de yoga caliente. Cuanto más confiada y segura de sí usted esté, más sexy usted se sentirá, y él quedará más atraído… Al final, todos saldrán ganando.
Pase un tiempito lejos – No, no es para terminar el relacionamiento. Hágalo apenas por una noche, o un fin de semana. Separe un tiempo sólo para usted -un día en el spa con las amigas, o haciendo un curso una vez por semana, o corran solos todas las noches. Cuando uno hace sus propias cosas, se tendrá más sobre lo que conversar con su pareja después. Además, al estar alejados, eso dará a los dos la oportunidad de sentir un poco de nostalgia… Y créame, no hay nada mejor de que hacer sexo de bienvenida.
Entre en el juego – Por la noche, cuando sienta que el otro se aproxima (¿sabe de lo que estoy hablando?), bueno, generalmente uno empuja para lejos a su pareja y reclama que está muy cansada/o. Pero, en vez de dispensarlo, vírese de frente y comience a besarlo. Algunas veces, bastan pocos minutos besando para entrar en el clima y luego estarán con tanta tesón el uno cuanto el otro.
¿Qué más quiere que le diga? Si esto no funciona, apenas susurre algo insinuante. Después, bésele el pescuezo, pasee con los dedos por sus piernas y pecho, y dígale lo cuanto es sexy en cuanto termina el servicio. Su pareja quedará agradecida por usted haber tomado la iniciativa al envolverlo en ese jueguito de seducción, mientras usted se siente más próxima. Aunque le confieso que cuando mi amiga leyó esto, dice que vertió algunas lágrimas, de pena por no poderlo tener ya ante sus ojos a todas horas, lo que es una exageración suya, de su pasión, pues en todas no lo podía ver, sólo en las nocturnas y con la luz apagada, por causa de los espías; en las otras, matutinas o vesperales, sólo de modo fugitivo, o fingiendo un respeto excesivo en presencia de testigos, ofreciendo un espectáculo a la mala intención, a la espera, por ahora, de una oportunidad para desquitarse… ¿No es óptimo?