Hablando de las Revoluciones


La mayoría de las definiciones teóricas y las experiencias prácticas más conocidas, nos inclinan a pensar que, con el manido término “revolución” se logra, por lo general, identificar a las acciones humanas que poseen un carácter más transformador o capaz de realizar cambios sustanciales dentro de una sociedad.

Por lo que nos cuenta la historia, casi siempre estas se originan y desarrollan cuando existen razones materiales y condiciones subjetivas para ello.

Son las revoluciones las que modifican o tienden a alterar el orden reinante, el “statu quo” o las reglas establecidas en una sociedad y, en ocasiones, hacen surgir nuevas etapas históricas en los lugares donde se han desarrollado.

Del mismo modo, podemos decir que se caracterizan por acudir a métodos extremos o violentos, para con ello alcanzar sus objetivos y revertir la situación política o social existente, pero casi siempre, con la intención de mejorar las cosas.

Quienes las organizaron, una vez en el poder y de acuerdo con la radicalidad con que han actuado y todas sus coyunturas específicas, es cuando se origina el proceso más complejo, porque al alterar los sistemas vigentes o más conocidos hasta ese entonces, las nuevas transformaciones las colocan ante situaciones novedosas, las más de las veces desconocidas, y es eso lo que les hacen correr riesgos de fracasos.

Es sabido que los fuertes liderazgos han caracterizado a las revoluciones, pero también ha existido la ausencia de un pensamiento colegiado y científico en el seno de sus direcciones. Ello ha impedido que dichos procesos se desarrollaran sobre la base de una dirección científica de la sociedad, con métodos de análisis y decisiones de rigor y toma de acuerdos por consensos.

El uso de este camino hubiera disminuido los excesos y desaciertos en la adopción de caminos equivocados, y puesto en su debido lugar las necesarias utopías e impedido los erráticos voluntarismos, así como los métodos vulgares y contraproducentes de “ordeno y mando” que, en ocasiones, las han dividido y han debilitado su pujanza.

Cuando por circunstancias adversas, o la limitada formación política, la disposición sectaria, los aferramientos a ideas, al poder, o por la propia biología, es cuando se comienza a utilizar los análisis que se enmarcan en viejos criterios o diversos dogmas, quizás “válidos para otras épocas”, Entonces, es llegado el momento de colgar los guantes y salirse del ring.

Toda la historia, circunspecta, inexorable e inclemente con los hechos sucedidos en el pasado, así nos lo muestra, y nadie ha sido invulnerable a ello.

* Componenda personal sobre lo editado en cubaencuentro.com

No dormir, nos hace “Más Feos”


¡Extraordinario! Porque si es así, con diez horas de sueño por día, luego seré un Brad Pitt… Bueno, pero siempre y cuando se cumpla lo vaticinado por un análisis científico realizado en Suecia, en base a 33 voluntarios, donde apuntan ecuménicamente que cuando no dormimos bien, el efecto es tan visible en nuestros rostros, que los demás nos ven más feos de lo que realmente somos.

El estudio proviene del “Instituto Karolinska”, de Estocolmo (Suecia), y forma parte del último número del “British Medical Journal” (BMJ). Y para su información, mi querido lector, sepa que esta publicación dedica todos los años un especial navideño, a informes que tratan los temas más curiosos, aunque eso les demanda los “requerimientos estandarizados” habituales en cualquier investigación, según nos cuenta un artículo de “El Mundo”, que es quien recoge la nota de esta exotérica investigación.

Parece que para realizar el estudio, 33 voluntarios fueron privados de sueño y luego se les realizó un análisis pormenorizado de sus rostros, comprobando que la falta de descanso se nos nota en el rostro a tal punto, que los demás nos ven más feos de lo que somos… ¡Realmente! No hay duda que ha sido un profundo descubrimiento.

Los reporteros indican que el experimento fue dirigido por John Axelsson, del Departamento de Neurociencia Clínica de la institución sueca, y contó con 33 participantes de entre 18 y 31 años. Todos fueron fotografiados entre las dos y las tres de la tarde; la primera vez, tras haber dormido bien, y una segunda, después de haber sido privados de sueño.

Para evitar incidencia de otros factores, durante el experimento no se permitía consumir alcohol y no se aceptaron voluntarios fumadores, ya que estos dos hábitos habrían acentuado el mal aspecto de los sujetos… ¡pre-conceptuosos!

Durante la investigación, se controlaron todos los posibles efectos distorsionadores de la imagen: es decir, se usó la misma luz, la misma cámara y la misma expresión facial, evitando los maquillajes o peinados que cubrieran el rostro. La única diferencia es que la primera vez, habían dormido ocho horas, y en la segunda, ya llevaban 31 horas despiertos.

Una vez hecho esto, se pidió a 65 observadores voluntarios, que dijeran si veían rastros de cansancio o de falta de salud en las imágenes que se les mostraba. Los participantes otorgaron valores significativamente mayores de salud y belleza a los rostros fotografiados tras haber dormido bien… ¿Quién no lo sabía?

Como corolario, el señor John Axelsson concluyó diciendo: “Cuando se les privaba de sueño, la gente era evaluada como menos saludable, más cansada y menos atractiva que después de una noche de sueño normal”… ¡Grande, John, fantástico!  

Y para culminar, agregó con su rostro de piedra: “La percepción de la salud bajaba una media de un 6%, la del atractivo se reducía en un 4%, y la del cansancio, se incrementaba un 19% si el individuo había dormido mal… ¡Y todavía le pagan por apuntar esas cretinices!

¡Todas bobadas!, mis amigos, pues todo indica que las distancias mentales que existe entre una y otra cabeza de algunos humanos, a veces son determinadas por dioses peripatéticos, con una precisión euclidiana que alcanza a rayar las orillas de la desesperación, y de vez en cuando, todavía tenemos que escuchar a algunos que prometen adornar el caos con sus electrizantes inanidades individuales… ¿No le parece?

Diez conductas “clásicas” de los hombres


¡Impresionante! Algunos aseguran que responder con monosílabos y mantener la vista fija en los objetivos, -menos adecuados-, son dos de las costumbres que caracterizan a los varones.

También se sabe que es irritable para las mujeres, pero la respuesta favorita de los hombres, es la palabra: “nada”. Por ejemplo, si ambos asisten a una fiesta, y el individuo en cuestión pasa tres horas sentado en la sala en compañía de otros varones, al momento de abandonar la reunión y preguntarle: ¿De qué habló con sus amigos? Su respuesta inmediata será, de: “nada”.

A fin de desvendar estos arraigados contextos varoniles, los sitios de internet Pointsincase.com y Lohevisto.com se encargaron de seleccionar diez de esas conductas que caracterizan a los varones… Veamos: 

Un hombre evita hablar más de lo necesario– Sin importar la cantidad de palabras que salgan de la boca de su interlocutor, el hombre siempre tenderá a decir menos. Es por ello que una de las mejores formas que tienen dos buenos amigos para pasar el tiempo, es con una plática de monosílabos. “¿Cómo te ha ido?” “Bien”… Claro, ¿qué más se debe decir?

Un hombre mantiene la vista fija en sus objetivos– Es algo que no se aprende; sencillamente está en los genes masculinos… ¿Alguna duda al contrario?

Un hombre sabe cuidar su salud– Y si no lo sabe, lo intenta. Es por ello que acostumbra hacer sus propias dietas, organizar sus rutinas de ejercicios y automedicarse. Al final de cuentas, ¿qué sabe el doctor que no sepa un hombre? Especialmente si se trata de su propio cuerpo.

Un hombre se rasca– La comezón es algo inherente al hombre. En realidad, lo es al crecimiento de pelo y vello, por lo que sí es natural, que un hombre se rasque la zona donde le crece la barba… Sin embargo, hay otras ocasiones en que un hombre se rasca así y allí, nada más, por el mero gusto de rascarse.

Un hombre cuida el ambiente– Y si no lo hace, lo intenta. Para ello evita desperdiciar agua con duchas y lavadas de ropa. También hará lo posible por mantener la comida lejos de los refrigerados, pues algunos de ellos aún son productores de esos gases clorofluorocarbonados, altamente tóxicos para el medio ambiente.

Un hombre intenta reparar las cosas– Es necesario recalcar: lo intenta. Esto implica que no siempre lo logra, pero lo intenta. Si el horno se descompone, un hombre intentará repararlo, si la televisión ya no sirve, un hombre intentará arreglarla, y si el motor de un auto deja de funcionar, un hombre se acercará a ver qué puede hacer para echarlo a andar…, y aun más, si eso implica golpes.

Un hombre se libera de los gases que aprisiona su cuerpo– Es una ley de la física: toda materia irá de un entorno con más presión, a un entorno con menos presión. Todo hombre lo sabe, y por eso evitará pelear contra la naturaleza… Lo único que puede hacerse en esos casos, es dejar ir.

Un hombre alivia su necesidad de orinar en el lugar más conveniente– Y el lugar más conveniente, es siempre el más cercano. Hay quienes creen que es buena idea ocultar los sanitarios en el fondo y la derecha de todas las casas, pero no es así… Tal vez es por ello, que muchos hombres se ven obligados a aliviar sus necesidades en las calles aledañas. En Bruselas, Bélgica, incluso existe un monumento a este hábito masculino. Se trata de un niño orinando, y se llama “Manneken Pis”. Y en consonancia con la época navideña, se le ha puesto un traje rojo.

Un hombre se siente seguro cuando está en grupo– Esto es algo que no a todos les da orgullo admitir, pero es cierto: un hombre se siente más seguro cuando está rodeado de otros hombres. La razón, es que entre hombres no debe fingir que es amable ni atractivo… Bueno, tampoco debe preocuparse por proteger a nadie, ni por fingir que escucha.

Un hombre se burla de sus amigos– Esta es la contraparte del punto anterior, la forma de conservar el equilibrio: puede que un hombre se sienta sumamente seguro con sus amigos, por eso es que se burlará de ellos y hará el gesto de despreciarlos. Saber que sus amigos aguantan eso, le otorga aun más confianza.

¡Maravilloso! Está todo dicho, a pesar de las hostilidades de los retóricos, sofistas y moralistas profesionales que me apuntarán como corruptor de la juventud, de acuerdo con el grado de perplejidad con que estos lean ciertas materias que escribo… ¿Qué hacer?

Una Nueva Máquina Cuántica-sadomasoquista


“La verdad de hoy, es prueba cabal que ya no existen mentiras como antiguamente”. ¡Esplendido! Tanto es así, que hace unos días que la revista “Science” eligió los diez descubrimientos científicos del 2010. El más importante, de acuerdo a la publicación, es la “primera máquina cuántica”, un aparato cuyo movimiento sólo puede explicarse por las reglas de la mecánica cuántica que “desafían nuestro sentido de la realidad”… Sí, porque el sentido común, ya está agotado y perdió su juicio.

“Hasta este año, todos los objetos fabricados por los humanos, (¿incluyendo sus hijos?), se han movido de acuerdo con las leyes de la mecánica clásica”, indicó la revista de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia, que cada diciembre distingue el Descubrimiento más significativo del Año.

Sin embargo, en marzo pasado, un grupo de investigadores de la Universidad de California, diseñó un aparato “que se mueve en maneras que sólo pueden describirse como mecánica cuántica, la serie de reglas que gobierna el comportamiento de cosas diminutas como moléculas, átomos y partículas subatómicas”.

Este particular descubrimiento, ha sido el primero de un grupo de diez finalistas, entre los que estuvo una ¿gelatina vaginal?, probada en mujeres sudafricanas, que redujo en casi el 39 por ciento el riesgo de infección con el VIH, y una píldora profiláctica que redujo en casi el 44 por ciento las infecciones.

Sin embargo, parece que el prototipo de máquina cuántica “abre la senda para una mirada de aparatos experimentales y quizá, para pruebas de nuestro sentido de la realidad”, afirmaron los editores de Science.

Debido a la mecánica cuántica, parece que el área de lo que es extremadamente pequeño, es totalmente diferente a la realidad cotidiana de los humanos… ¿Será que ahora los japoneses se verán mejor? ¡Lo dudo!

Sé que el amable lector no me cree, pero aviso que la teoría cuántica, indica que un objeto muy pequeño, puede absorber energía sólo en cantidades limitadas, y jamás puede permanecer perfectamente quieto, y puede estar, literalmente, en dos sitios al mismo tiempo… Enterado de tal presunción, ahora no me venga con que ello no vendrá en ayuda de aquel aparatito desvalido que usted tiene… ¿No es verdad?

Añadiendo datos, fueron los físicos Andrew Cleland y John Martinis, quienes diseñaron un prototipo de máquina que consiste en una diminuta paleta metálica de semiconductor -nitruro de aluminio recubierto de aluminio-, visible a plena vista, e hicieron que “bailara y vibrara” con un ritmo cuántico… ¡Sensacionaaaal!

Primero, enfriaron la paleta hasta que alcanzó su estado fundamental, esto es el energético más bajo permitido por las leyes de la mecánica cuántica, algo que los físicos han intentado durante mucho tiempo. Posteriormente, aumentaron la energía del pequeño aparato en sólo un quántum, para producir un estado de movimiento puramente cuántico-mecánico. De acuerdo con el artículo, el aparato vibrante “es tan largo como ancho es un cabello”… Por lo que cuentan, yo imagino que las mujeres luego lo hallaran sumamente profiláctico-maternal.

Según el artículo de Science, los físicos lograron poner el aparato en ambos estados al mismo tiempo, por lo cual, vibró simultáneamente un poquito y mucho, un fenómeno extraño permitido sólo por las leyes de la mecánica cuántica… ¡Que locura!

Según Science, la utilidad de este descubrimiento radica en que las máquinas cuánticas podrían usarse en detectores de fuerza ultrasensibles o para la generación de estados cuánticos de la luz. “Podrían ayudar a probar los límites de la teoría cuántica y nuestro sentido de la realidad”, indicó el artículo.

“¿Por qué un vehículo o una persona, no pueden estar en dos sitios diferentes al mismo tiempo? ¿Hay algún principio que lo prohíba?”, -indica el artículo-, “una forma de saberlo, sería poniendo en tales estados objetos más grandes”… ¿Vio, vio? La inventiva es de ellos, no mía. Yo sólo me atengo a señalar la verdad, y lo hago para que mi estimado lector se sienta cada vez más instruido con todo tipo de idioteces que suelen suceder en este mundo.

Ahora, pienso en esas pobres almas, que pronto se parecerán con imanes de heladera, totalmente cretinizados por la nueva conquista, y que, inducidos por las apelaciones publicitarias, los compraran, entusiasmados, diciendo que la nueva máquina tiene “inyección inteligente”, “suspensión inteligente”, “transmisión inteligente”… ¡Mi Dios! Eso parece una tragedia digna de Sófocles… ¡Qué mundo! ¡Qué mundo!

Un Censo Fantasmagórico-libidinoso


¿Tiene lógica? Inmediatamente me obligué a cuestionarme, al enterarme de esta noticia. Era como si acabara de leer un trecho del libro de Jean Finot, “La filosofía de la longevidad”, una obra repleta de una doctrina filosófica tan sentimentalmente macabra, que parece extraída del sueño de un sepulturero morfinómano. Al final de cuentas, esos cavadores sin alma, afirman que la vida no es más que gusanos nacidos de la descomposición del cuerpo humano… ¡Hilarante!

En este caso, si lo que ellos afirman tiene lógica, concordemos por un momento que todo sea materia. Sin embargo, existe forma y forma, modo y modo, cualidad y cualidad. Existe la piedra y el éter imponderable. Por ejemplo, en mi propio cuerpo tengo uñas, dientes, pelo, el delicadísimo tejido ocular, a pesar de que algunos –entre ellos, mi madre- afirmen que lo que no tengo, es sesos, pero esa es otra cuestión que extrapola esta crónica y tendrá que ser debidamente discutida en otro momento.

Pero no estoy aquí para controvertir ideas sobre naturaleza, materia, éter, almas y cualquier tipo de hipótesis que obliguen a mi estimado lector a largos ejercicios de raciocinios y el menoscabo de sus neuronas fatigadas. El caso es, que se sabe que algunos tipos de insalubridad mental, es contagiosa, y este debe haber sido el caso de una funeraria de la ciudad colombiana de Medellín, que recientemente abrió un censo de fantasmas. Parece que hasta el momento, relevaron 215 entidades espectrales, y les llueven encargos internacionales… ¡Sensacional!

¡Eso mismo! Doscientos quince fantasmas han sido ya censados por la Funeraria Betancur, de Medellín, que decidió comenzar con esta iniciativa, para recuperar el patrimonio histórico a través de la vida de los difuntos, de acuerdo con lo que informó el vocero de la compañía.

Fundada en 1912, la Funeraria Betancur cuenta con un amplio catálogo de servicios, entre ellos, el del entierro o incineración de mascotas, a raíz de lo cual surgió la idea del “censo fantasmal”.

“Por un lado tenemos una funeraria muy antigua, y todos hemos escuchado historias de fantasmas durante toda la vida. Muchos de los clientes de la funeraria nos han contado sus historias y, por otra parte, vimos que los fantasmas eran muy importantes en cuanto a la recuperación del patrimonio histórico y cultural”, terminó por explicar a la agencia de noticias EFE, el director de la funeraria, William Betancur.

Intentando ayudar el preciado leyente en la comprensión incomprensible del alegato, es que para llevar a cabo su dictamen, esta clásica funeraria medellinense recoge todos los reportes sobre posibles apariciones y luego se desplaza hasta los lugares indicados “para comprobar que existen esas entidades”.

Este señor Betancur declaró: “Primero nos reportan el fantasma por teléfono o correo electrónico, nos cuentan la historia; y si la familia tiene una casa encantada donde se den las manifestaciones, nosotros nos desplazamos y tratamos de sacar pruebas mediante grabaciones, fotografía o vídeo”. El director destaca aun la importancia que tienen los fantasmas para explicar el patrimonio de la capital de Antioquía, ya que tratan de averiguar cuál es la relación entre las apariciones y el lugar donde se encuentran… ¿No serán alucinaciones decurrentes de aspirar el inmaculado y albo polvo de Medellín?

“Es muy importante ver la relación que hay entre la entidad o en ese edificio, porque por ejemplo, en el censo que llevamos hasta el momento, hemos descubierto que hay sitios que tienen una calidez muy amplia para las manifestaciones, como parqueaderos (estacionamientos), o el edificio de la Gobernación”, añadió.

Según éste alucinado director, el censo de los fantasmas que maneja la Funeraria, se divide en tres grupos: manifestaciones luminosas (bolas de luz, destellos), manifestaciones sonoras (pasos, quejidos, voces) y manifestaciones visuales, que permiten ver al fantasma con claridad y de las cuales ya han sido contabilizadas 23.

La cosa parece que marcha de viento en popa, porque aunque comenzaron trabajando solamente en Medellín, el hombre insiste en afirmar que reciben decenas de llamadas diariamente, no sólo de otras ciudades, sino también de otros países.

Pues bien, enterado que ha quedado, aquí y ahora, el lector podrá esgrimir el temple de sus patologías adquiridas en la infancia, excluyéndoles, obviamente, las viciosas intervenciones terapéuticas y, lo que es mejor, sin aquellos rancios pedagogos de la Nada, que vivían a repetir conceptos sin jamás cuestionarlos. Sólo así podremos salir en defensa de una comunidad carente de informaciones tan vitales para la consolidación del estofo cultural de la región… ¿O estoy equivocado?

El Sentimiento del Amor


Los estudiosos del contenido de esta impresión, dicen que el amor tiene múltiples formas de manifestación, y de hecho, sus expresiones son infinitas, ya que el amor es un tema verdaderamente inconmensurable desde el punto de vista metafísico, filosófico o espiritual, ya que este vocablo por sí sólo, no trata sobre un único tema, sino que responde a todo un conjunto de significados que, con apuros, se reduce en una única palabra… ¡Amor!

A muchos puede parecerles que el amor es un asunto cuya contumacia parece ser muy compleja, pero sin embargo, el amor deja de ser un sentimiento complicado, cuando este realmente se convierte en un efecto verdadero, cuando esa emoción surge de la espiritualidad y, por ello, le acompaña la virtud.

En el ámbito humano, el amor se manifiesta como un sentimiento espiritual permanente que unifica a dos almas que son una en esencia, pero dual en la manifestación terrestre de nuestras vidas. Es bien verdad que el verdadero amor dota a los hombres y a las mujeres de un poder sobrenatural que puede elevarlos hasta las más altas cumbres, y llevarlos hacia las realizaciones de inimaginables hazañas de sacrificio por parte del ser humano.

Tales hazañas de sacrificio no son producto de una compulsión, sino un gozoso acto de ofrenda, y sin este fuego del sacrificio, ningún amor humano puede alcanzar su verdadera pureza original; porque el amor no es un mero intercambio de emociones y sentimientos, un creer que compartes cosas en común, y que él o ella te llegan como caídos del cielo, sino más bien, es una ofrenda absoluta de lo que somos o de lo que podemos llegar a ser, es decir, la entrega de todos nuestros actos volitivos, pensamientos de todos nuestros impulsos y sentimientos.

El amor no se resume a una mera unión vital, a la simpatía, filantropía, cariño o afecto por un ser semejante, aunque si pueda tener alguna relación con éstos, pues el verdadero amor es en su esencia, una unión con el ser amado despojada de toda sombra de egocentrismo, y por eso no podemos olvidarnos que la experiencia del amor es la de la fusión de un yo y un tú distintos.

El amor es la fuerza orientadora que conduce al otro personaje al cumplimiento de su vocación, sin llegar a importarse con las consecuencias. Esto significa contemplar el ser amado como un ente distinto de nosotros, como un ser autónomo y diferente.

¡Amor!… Nadie conoce sus fronteras, nadie está en condiciones de asegurar dónde empieza y dónde termina el sentimiento del amor, pues desde que la humanidad descubrió el amor, esta no ha parado de hacerlo crecer. Los estudiosos del tema afirman que, en las raíces religiosas de nuestra cultura, se diría que el “Cantar de los Cantares”, es el no va más del amor. Pero los místicos ascendieron por él y lo trascendieron; alcanzaron las más altas cumbres de la sublimidad y de la espiritualidad, dejando al original muy cerca de la carne.

En nuestra cultura profana, el ascenso del amor fue mucho más lento. Cualquiera esperaría tras un título como: “El arte de amar” (Ars amandi) de Ovidio, algo parecido a lo que hoy entendemos por amor. Puro engaño, pues en esa maestría, no es tan sólo el arte de seducir y conquistar. Por ejemplo, en las culturas griega y romana, el amor se movía muy a ras de tierra, sin embargo, el recordatorio se detiene en el amor platónico, el que se dirige, no a la satisfacción de las pasiones, sino, a la contemplación y al éxtasis… A un amor sin urgencias.

La mayor genialidad de Platón, cuya fascinación no se ha agotado a pesar del paso de los siglos, fue crear un mundo virtual, como diríamos ahora, mucho más perfecto que el mundo real, y con la fuerza suficiente para suplantarlo con éxito. Su gran invento fue la teoría de las ideas: “las cosas que vemos no son más que sombras de la gran realidad, de la esencia de las cosas, que está en las ideas”. Así que, tanto el conocimiento como la inclinación, tienen que dirigirse a los prototipos, no a sus copias. Más aún: nuestros sentidos y nuestra mente han de usar las cosas como trampolín para llegar a las ideas.

Entonces, podemos concluir que el amor a lo que se es, a lo que se hace, a los que forman parte de nosotros, es hoy una rara virtud, que sin lugar a dudas siempre volverá en cada uno de nosotros con su más antiguo esplendor, y un hecho que trasciende mucho más allá de las clases sociales o las calidades de clasificación que utilicemos para de tipificar todas las categorías sociales que componen nuestro mundo, ya que para expresar ese sublime sentimiento, no es necesario que el ser humano domine cualquier estereotipo de comportamiento, postura, o conducta, o sea necesario sobresalirse en el dominio correcto de las palabras, para lograr expresar su pasión… Los actos por sí solos son suficientes.

¿Por qué habríamos de renunciar a los amores más ideales, si podíamos vivir en ellos del mismo modo que se vive un sueño? Es que la ilusión, es como un néctar: mantiene siempre encendido el deseo y la esperanza y ennoblece la vida. Si podemos idealizar la realidad en que vivimos, si cada uno puede tener para sí el más sublime y perfecto amor, ¿por qué íbamos a renunciar? Esa es la esencia del amor platónico: la disposición a idealizar al ser amado como encarnación del amor.

 Pero: ¿podremos decir algún día qué es el amor, la más extraordinaria de las creaciones del hombre?

Creo que observando el tema de una forma abstracta, podría decirse que el amor es una manifestación de la bienaventuranza, y por ese motivo, no es fácil ponerle puertas al campo, ni señalar los límites del rey de los sentimientos… ¿Le parece que estamos de acuerdo?