Puede que una infinidad no lo sepa, pero la lectura tiene una gran importancia en el proceso de desarrollo y maduración de los individuos, debido a que el potencial formativo de ésta va más allá del éxito en sus cometidos, a la vez que proporciona cultura, desarrolla el sentido estético, actúa sobre la formación de la personalidad humana, y es fuente de recreación y de gozo… Mismo que éste sea diferente del que a usted se le ocurre pensar ahora.
Por ello, la lectura constituye un vehículo para el aprendizaje, para el desarrollo de la inteligencia, para la adquisición de cultura y para la educación de la voluntad, ya que el beneficio personal que cada lector saca de un libro es muy variado, puesto que todas las actividades humanas, por ser libres, son irrepetibles y personales.
En cualquier caso, podemos afirmar que con la lectura llega a la persona un cúmulo de bienes que la mejora; y no sólo proporciona información (instrucción) sino que forma (educa) creando hábitos de reflexión, análisis, esfuerzo, concentración… Aunque algunas veces lo que uno haya leído lo termine por dejar recontra caliente.
Juzgo que ese debe ser el mismo sentimiento amargo que muchos compatriotas cubanos tendrán, si es que leen, luego de ojear las páginas que fueron escritas en el libro “La vie cachée de Fidel Castro” (La vida secreta de Fidel Castro) transcrito por el periodista Axel Gyldén y que trae el relato revelador de Juan Reinaldo Sánchez, quien trabajó por 17 años con el líder cubano.
Sánchez, que fue un ex agente de seguridad de Fidel Castro, afirma en el libro, que al contrario de lo que el presidente cubano siempre demostraba en público, éste vivía una vida de lujo y conforto, con yates, 20 casas diseminadas por todo el país y se entretenía con partidas de cacería “a la Luis XV”, y lo compara a un rey, afirmando que gobernó aquel país como si éste fuese “su feudo personal”… “Era un gobernante al estilo de un terrateniente del siglo XIX… Para Fidel, la riqueza era un instrumento de poder, de sobrevivencia política y de protección personal”, agrega, para desilusión de muchos compatriotas isleños.
Según Sánchez, el entonces presidente pasaba temporadas en una isla privada en Cayo Piedra, al sur de la Bahía de los Cerdos, la que contaba con un criadero de tortugas y delfines. El acceso a ella era realizado por medio de helicóptero o de un yate que fue construido con madera de Angola y con un motor que le fue regalado por el ex presidente soviético Leonid Brejnev. Cada paseo de barco envolvía una gran operación, que incluía otros dos navíos, uno de ellos transformado en clínica médica, además de una patrulla militar y varios aviones para evitar que el comandante sufriese un atentado.
De acuerdo con el relato de este cubano que hoy vive en los Estados Unidos, siempre que Fidel salía, era acompañado por lo menos de diez esbirros guardaespaldas. Afirmando incluso, que entre sus otras propiedades estaría una casa en la Habana, la cual era equipada con una pista de bolos e un centro médico.
“Fidel siempre dio a entender que la Revolución no le dio ningún respiro, ningún placer; que ignoraba y despreciaba el concepto burgués de las vacaciones… Mentia”, afirma Sánchez… “Siempre que llegaba el mes de agosto, los Castro se instalaban durante un mes en su isla de los sueños”, desde donde el líder salía para la ciudad de Habana de helicóptero si hubiese alguna emergencia.
Entre los pocos visitantes a conocer la isla, Sánchez lista que en su época estuvieron el ex presidente colombiano Alfonso López Michelsen, el ex presidente de la República Democrática Alemana Erich Honecker y el escritor Gabriel García Márquez.
El caso es que Sánchez cayó en desgracia en 1994 después de pedir su jubilación. Fue preso, pero consiguió escapar en 2008 y viajar para los Estados Unidos. Y según afirma, fue torturado y colocado en una celda “como un perro”.
“Esta fue la primera vez que alguien del círculo íntimo de Castro habló en público. Eso muda la imagen que tenemos de Fidel, porque este estilo de vida que llevaba contradice con todo lo que él pregonaba”, dijo el escritor al diario británico “The Guardian”… Y yo juzgo que todos los descamisados de Cuba opinaran lo mismo.
No olvidemos que en 2006, la revista “Forbes” incluyó al ex presidente en la lista de los líderes más ricos del mundo, una información que pronto fue negada por la Habana. En todo caso, Fidel dejó oficialmente el poder en 2008, dos años después de adolecer. Desde entonces, aparece poco en público, puesto que debe de estar muy entretenido en hacer procrear las tortuguitas y los delfines, mientras que los súbditos de Su Alteza tienen que comer el pan que el diablo amasó… ¡Qué bárbaro!
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