Aguárdame


Quizá tú sangre pulse cuando un día llame a tu puerta y haga reposar en tu tallo el agua temblorosa, y notarás que la fuente de tu cuerpo ya no será una líquida armonía.

Si la vida es verdad y el verso y la rima existe para hacer aflorar la pasión, cuando yo llame a tu puerta y acaso estés triste, abre tus postigos, que es el don del amor que a tus brazos llega.

Aguarda por mí si aún tú crees en el dolor y la poesía, porque llamaré a tu puerta una mañana sonora de palomas y campanas, y entonces te sobrará tiempo para ser hermosa al igual que cabe todo octubre en una rosa, mismo que por esa misma rosa se desangre un día nuestra vida.

Notarás que junto al ascua de despierta luna, el cálido remanso de tus ojos y el agua de tus brazos remando amor hacia mi cuerpo por otras simas de océanos de mares y desiertos, nos han de encontrar las madrugadas dentro de nuestros ardores que antes mezclaron las noches y los días destejiendo, para al fin encontrar juntos la hebra de seda que el amor escondía en sus dominios.

Limerencia


Limerencia es ese estado mental involuntario resultante del amor obsesivo, lo que dicho en otras palabras, no es más que la derivación de una atracción romántica de una persona hacia otra, que  está combinada con una necesidad imperante y ostentosa de ser respondido de la misma forma.

En suma, es un estado interpersonal que involucra mil pensamientos, sentimientos, conductas obsesivas, invasivas y compulsivas; todo esto sujeto a una percibida reciprocidad emocional por parte del otro ente de interés.

En mi caso, mi mente se pierde entre las diagonales de tu cuerpo maduro, en cuanto mis pasos indecisos te buscan huyendo por esos conductos inmensos que engullen los mil colores de los atardeceres; esos que traspasan como agujeros negros el crepúsculo del último verano entre los sueños de espumas que he dibujado en sueños en los archipiélagos de arena de tus brazos.

Con su encantamiento, nos ha tocado octubre vestido de promesas, noviembre cobijando el temblor de tus caderas frescas que en diciembre hervirán mientras nuestras noches violetas derraman esperas.

Arrebato


Eres de alma cristalina como un río que en sus aguas a piedras te desplazas en mis sentidos. Un remolino escondido y divergente que se obvia sin anuncio previo, sin mentiras inventadas, apostando fe en nuestro amor para encontrar el camino calmo que acaricie nuestras mañanas.

Eres mi mar profundo, claro y oscuro a la vez, con sus mil sonidos y murmullos a la orilla de blancas arenas. Amor intenso, hondo, olas tempestuosas en noches de tormenta sin luna y a su vez calma y hermosa en un silencio sepulcral.

Eres cielo infinito, bello y misterioso al mismo instante, púrpura o escondido detrás de un cortinaje de aguaceros de delirios, pasión dormida, celada, revolcada en medio a un huracán de ardor e ímpetus. Intrigante y misteriosa, que en mis acasos eres deseada en desenfreno.

Paseas a ríos, llenando mares. Eres ese cielo que me lleva a vuelo de gaviota marina, mientras yo aquí, hundido en este dolor que representa mis tormentas, quedo hecho tierra que te dio amor a raudales.

Mi Infierno


Es un sinsabor que surge justo en esos momentos por la mañana en los cuales me entrego a explorar mi interior, a divagar por esas espesas capas del inconsciente, por los recónditos abismos de una energía primigenia, sondeando entablar una lucha feroz por encontrar restos de voluntad necesarios para enfrentar un nuevo día. Es como estar en un infierno, mi infierno, en el cual no a cualquier demonio le está permitido entrar.

Sé muy bien lo que merezco, conozco profundamente mi fuego, y por eso os digo que no cualquier demonio merece arder y quemarse conmigo. Lo único que me atemoriza, es que después de una noche como la nuestra, ya no tengamos la posibilidad de volver a compartir esos momentos. Que ya no me corresponda la asonancia de tu voz, que ya no me persigan tus ojos suspicaces y que tu boca no esté dispuesta a renovar el aliento de la mía.

En mi defensa, sólo añadiría que mi afán de besarte, que para buscar lo que he perdido, para hallar la vida que se me fue, procuro incesante el encanto que siempre encuentro en tus labios.

Te Quiero


Eres como las nevadas plumas del cisne matutino que me visita y despierta después de otra noche de delirios en la que faltas a mi lado. Percibo en la mansedumbre que nos brinda el alba, que te quiero como para escuchar tu risa todas las noches mientras duermes recostada en mi pecho en cuanto dejo de lado mis congojas y las sombras de otros espectros, pero sin soltar tu mano jamás.

Querer es esencialmente sufrir, pero como vivir es querer y sufrir, toda la vida es por su esencia dolor. Mis delirios no son más que una lucha por mi existencia a tu lado, con la certeza de resultar vencido si me niegas tu amor.

En esa cacería incesante donde mis tormentos se disputan tu querer, no soy más que una piltrafa de una horrible presa. Ese espectro del dolor natural por conquistar tu amor, me hace quererte sin motivo, sufrir mientras lucho de continuo hasta que me alcance el día de morir en tus labios.

Te quiero como para remplazar las heridas por sonrisas y las lágrimas por mirada en donde podremos decir mucho más que palabras.

Reconozco


Reconozco que he llegado a destruir las normas que me guiaban y junto a ellas todos mis consuelos. Logré pervertir la sonrisa, y aun así no consigo decir no por última vez a tu calma fatigada y a tu infinito sin rumbo.

Sonará extraño que lo mencione ahora, no obstante, pese a todo, tuve tiempo de decirte cuan sencillo es amar cuando no importa que el futuro sea una oscura y espesa hojarasca del rastrojal de la vida.

Es probable que mi manera tan poco suntuaria de decirlo, haya sido lo que permitió que optásemos por una de entre todas nuestras mutuas tentaciones para vivir ese prototipo de estupor alegre que no carga culpa ni disculpa, pero que sin duda es el que ha nutrido de optimismo nuestra pasión.

Lo que sigue ya lo sabes, o quizás lo supongas, pero entre tantas cosas por decir, me queda pendiente un ojalá pueda estar siempre en tu sueño junto a tu cama vacía.

Mientras tanto, te guardaré en la retentiva esperando por la luz de tus ojos en cuanto te miro con ojos de nostalgia en el recuerdo.

 

Su Sombra


Se hace imposible negar y esconder de quien sea, que al comienzo todo resultó como una serena conflagración de sensaciones que generaron confusos sentimientos en mí. Me atrapó su rostro, el cual no fingía ni siquiera su belleza. Y hasta un par de manos que si bien no hablaban, por veces inventaban un lenguaje que nos conectaba en delirios.

Es factible que haya sido su tersa piel memorable que la convertía en una convicta del amor, mi amor. O quizás su mirada limpia y sin traiciones ocultas que se habría ufana a la vida como pimpollo de rosa en primavera.

No lo sé, pero su voz, aquella vos que incitaba un rictus de pasión, estaba contornada por un par de labios rojos que insinuaban contorsiones que convidaban a un brindis.

Pero este falso abandono que vivo hoy, me ubica en un lejano horizonte sin horas en la huella del tacto. Y es más, sé que su sombra y mi sombra siempre estarán repartidas y quebradas entre las manchas proyectadas en las baldosas de mi vereda por las ramas de un árbol añoso en un día de sol.

 

Aquí Estoy


Me sorprende como así, sin más, de pronto un leve golpe de viento abre las puertas y ventanas de mi vida, dándome dan ganas de saltar y bailar. Ganas de volar también, porque a esto que yo siento le llamo caída libre, ya que contigo nadie me empujó. Fui yo quien se lanzó de vez al infinito de la pasión, sin importarme si tú eras abismo, o acaso si tus profundidades serían oscuras… Simplemente me enamoré.

Sé que estás ahí, en las puestas de sol, en los amaneceres de hoy y de mañana, sembrando tu confianza en un mundo arruinado atiborrado de amores imposibles.

Sé que estas frente al mar, en cada ola que besa la arena blanca, mientras yo te descifro a solas en la soledad, sin que mis preguntas indiferentes alcancen tus oídos, sin que mis preguntas ciegas admiren tu rostro.

Aquí estoy, con una respuesta rota, con mis dudas pobres y agónicas, con mis imperfecciones. Pero no debes juzgar mal este falso abandono mío, pues yo estaré siempre donde tú menos los esperes: en tu alma de mujer madura.

Cómo Olvidarte


Cada día es un comienzo nuevo, porque esa es la hora y el mejor momento para amar y ser amado, cuando todo se asemeja a las eternas rocas que sobresalen mismo estando enterradas en la tierra. Quien las contempla sabe que son motivo de escaso goce, pero al mismo tiempo comprende lo cuanto son necesarias para el equilibrio del mundo.

Pero a mí me persigue su sonrisa… maldita sea. ¿Alguien ha visto alguna vez un atardecer en la playa? Ella tiene esa misma calma, la misma magia, el mismo hechizo, pero en su boca.

Cuando llega la noche la almohada pide que le hable de otras cosas, que le cuente algo más interesante. Perdidos en esas pláticas ahogadas, de a poquito en poquito experimento olvidar lo que por las noches tanto me ha hecho llorar, hasta que el perdón logre borrar lo que el tiempo no pudo.

A bien verdad, en absoluto podremos olvidar totalmente a quien amamos, si es que en algún momento de nuestra vida escuchamos juntos una canción y la hicimos nuestra.

 

 

No Quiero


Insisto, no me inventes cualidades ni virtudes, que yo no soy diferente a miles de mujeres que mueren o las que nacen a diario. No soy perspectiva, soy realidad.

Tampoco quieras cargarme con la responsabilidad de una mirada encantadora. No me incluyas en tus sueños de mujer prefecta. No quiero que me idealices con las cuestionables mansedumbres de la vida. No puedo, no quiero serlo.

Entiende que la cadencia de mis caderas no tiene el ritmo de tus deseos, ni mis labios saben a tiempo o a miel.

Yo no tengo ese tipo de dulzura con la que todo hombre enaltece a su dama, como tampoco llevo la fragancia de un perfume inolvidable preso a mis cabellos.

Lo que sí quiero, es que te sea indiferente si mi voz canta o grazna. Yo no soy canto, soy tan sólo palabra.

No coloques otros roles a mi vida. Soy, sin más, realidad, defecto y caos, y es justamente así como puedes nombrarme.

No permitiré jamás que me pretendas mujer celestial. No puedo. No quiero serlo.

 

Anteriores Entradas antiguas