Inspiración Pura


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Sencillamente, existen asuntos sentimentales sobre los cuales usted no debería preguntarme nunca, a no ser que esté dispuesta a escuchar que se ha convertido en la dueña de todas mis letras, que ya hoy es parte de esa inspiración que yo creía perdida.

Diría más, sin buscarla a usted, de repente me ha hecho revivir ese sentimiento idílico que yo ya creía extinguido; quien, como en un pase de mágica, se ha convertido en la razón de mis versos, en el camino que va en busca de una inesperada sonrisa; o quién sabe en la dirección segura que querrían seguir mis besos, en la trayectoria cierta que mis manos requieren, o en la razón de un sueño. Concibo que más que todo esto, ha de ser porque yo le entrego parte de mi vida cada vez que la veo feliz.

Y no crea usted que me engaño, porque bien sé que mis sentimientos no tienen precio que pueda tasar ni dinero que puede pagar toda la felicidad que siento cada vez que la veo sonreír.

Pero si nada he mencionado antes sobre todo lo que he confesado ahora, es porque hay instantes en que todo me parece imposible o que todo puede cambiar. En que todo está al alcance de la mano y muy distante a la vez. Quizás es por eso que repentinamente me invade la duda, el miedo a equivocarme y de no haber comprendido bien lo que el corazón siente de verdad caso usted me diga no.

De cualquier manera, pienso que usted es mucho más de lo que pueden imaginar los hombres iletrados que ni leen ni sabrán leer lo que en verdad usted representa. Porque uno puede tomar un libro con las manos, pero no podrá abrir su misterio y vivirá dejando de lado lo que realmente dice. Porque lo que usted dice con su existencia no es lo que se ve con los ojos. Es algo que lleva tiempo y paciencia, porque leer a una mujer cuesta la vida, aunque cuando uno se enamora, las agujas del tiempo hacen escala en el olvido de las horas.

Mujer Madura


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Uno debe estar muy atento a esas mujeres maduras que andan campantes caminando por las calles con su atrevido miedo, llevando sus años de experiencia a cuestas, lindas, leídas, viajadas, sensibles, prácticas.

Digo, cuidado, porque muchas de ellas vienen de cerrar una puerta con decisión extrema, pero sin pizca de olvido. Son mujeres que amaron, construyeron, parieron, y con eficacia inaudita cumplieron con la vida.

Ya han agasajado con respeto a su hombre, han dado alas a sus crías y ahora desentumecieron las suyas, por lo que se las ver intactas, brillantes, soberbias, majestuosas, listas para el vuelo, que ciertamente no ha de ser el de un horneros y sí el de una gaviota, soberana, curiosa.

Es de suponer que ellas saben de la vida y de su hambre porque con su cuerpo han sabido saciarla. Pero al tornarse expertas en todo nivel de estupidez en sus más variados matices, se reconocieron inmersas en ella hasta el estupor y soportaron mucha hasta el dolor.

Luego, lo sabrán distinguir, no lo dude nadie. Por eso que una vez que alcanzaron su madurez, se han vuelto versadas en economía; la aplican en el gesto, en el andar y en su exacta sensualidad. En el movimiento rítmico de sus caderas, las que ya se estiraron y contrajeron más de mil veces, se estremecieron y agitaron.

Saben del amor, en todos sus colores, desde el rojo resplandor al mustio gris. Sus piernas fuertes arrastran raíces todavía. Y prontas a sentir la vida, van con una vieja canción en los labios, profunda intensidad en la mirada y delicada seguridad en su sonrisa.

Sin embargo, por si acaso esta advertencia llega tardía, y alguien descubre que ya no puede dejar de pensar en ella, entonces, lo recomendable es cuidado de ahora en más. No caiga en el mismo error de los inmaduros, no se equivoque, no lo arruine todo, no le mande mensaje de texto. Lo mejor sería invitarle a un café con tiempo.

No recurra al correo electrónico, ya que ellas preferirán sin duda un poema en servilleta. No le haga promesas, no les venda imagen, ya que es mejor exhibir su autenticidad más despojada. No caiga, por querer rellenar el momento, en aturdido vacuo. Deje que ella respire un silencio común.

No se olvide que vienen de quemar las naves y cambiar la comodidad indolente por riesgo vital. Avanzan por un camino incierto, pero elegido.

Seguramente, en su cartera, habrá fotos, un perfume y unas cuantas lágrimas. Pero en su mirada habrá, con toda certeza, una decisión.

Caligenefobia


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En la jungla del asfalto podemos encontrar de todo, ya que todos quienes vienen a este mundo por casualidad y sin mismo desearlo, pueden ser míseramente contaminados por el medio que los rodea, antes de ellos sentir la aciaga caricia de la muerte.

No todos son de la misma calaña, pero, entre todos, los que más llaman la atención son los hombres que se ven afectados por la Caligenefobia, una fatídica aversión que algunos conocen por el nombre de Venustrafobia, y hasta por Complejo de Licea, que no es más que una maldita y extraña manía que está afectando a casi el uno por ciento de los masculinos del planeta.

Se acredita que muchos de los que poseen esa aversión irracional y sórdida, son confundidos de inmediato con individuos que no están posicionados ni a la derecha ni a la izquierda de un género definido, sino que prefieren situarse en la columna del medio, aunque lenguas maliciosas digan que ellos permanecen dentro del armario.

Puede sonar inverosímil, pero lo cierto de todo esto, es que a pesar de su nombre complicado, la caligenefobia es algo que se está volviendo bastante común, puesto que se caracteriza como una fobia, o miedo extremo, que los hace abandonar de vez su vocación de cuna, hecho insensato que los lleva a desplegar una incapacidad injustificada para interactuar normalmente con mujeres muy bonitas o apenas hermosas.

Ya hay quienes juzgan que la salvación para esas almas contaminadas sería arrancarle los ojos, pero resulta que en los últimos lustros esa posibilidad ha entrado en desuso. Por tanto, es necesario estar atento a los síntomas de esta ojeriza que, generalmente, se manifiesta peripatéticamente con falta de aire, arritmia cardíaca, ansia, manos sudorosas y otras sintomatologías físicas comunes a todas las fobias, que aparecen apenas se mira a una mujer súper bonita.

Pero, ojo, porque no es sólo uno cruzar la mirada con una Divinidad monumental y cinematográfica, sino que basta la simple ojeada a una fotografía, inclusive aquellas que no tienen el retoque mágico del Photoshop.

La salvación para este mal no se encuentra en la iglesia de la esquina, ya que el tratamiento del disturbio requiere acompañamiento psicológico. Esos peritos en la cura de los motines de la mente ajena, hacen que los hombres fóbicos se vean expuestos durante largo periodo a fotos y videos de mujeres bonitas, muchas mujeres bonitas, para que logren superar esa situación de miedo que padecen.

Sin duda éste es un problema mayor para las Iglesias, aunque ya no sé decir qué es mejor, si padecer el mal, o el deleite del tratamiento.

Soledad


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Un cuentito siempre será un cuentito, aunque de verdad él sólo tenga un poquito.

…En términos sociales, la soledad significa estar solo sin acompañamiento de una persona u otro ser vivo, que puede también entenderse por el deseo de privacidad o la privación voluntaria de la compañía. El estado de estar solo o, mejor dicho, de sentirse solo, es por tanto un sentimiento que toma cuenta de las personas. Así siendo, la soledad durante períodos más largos puede afectar al individuo y suele ser percibida como desagradable, llegando a causar depresión, aislamiento y reclusión, dando como resultado de una incapacidad de establecer relaciones con los demás. Y cuanto más se piensa en ella, tanto más parece que esta aumenta.

Ana Paula era una de esas mujeres que se sentía sola. Era la persona más solitaria del mundo. Nada le interesaba. Vivía centrada en sí misma y en su soledad.

Sin embargo, el aislamiento, o la soledad, es algo necesario para la ceración intelectual, ya sea para escribir, para pintar, para tomar decisiones particulares importantes, para componer una música, para inspiración de un escultor, para pensar y examinar nuestras actitudes, para meditar y para otro sinnúmero de cosas más.

Pero eso es diferente del sentimiento de soledad que la persona crea. Sí, porque ese sentimiento muchas veces es creado. El descontentamiento consigo mismo, la falta de autoestima son puertas abiertas para que la persona se sienta sola.

Ana paula había sido profesora primaria, y durante muchos años se había transformado en una compañera de trabajo que sus colegas consideraban agradable, simpática y educada. Cumplía a contento sus tareas profesionales y sus alumnos la querían. Pero un día ella se jubiló y se fue apartando de todos y de todo.

-En verdad, yo me siento muy bien así -respondía Ana Paula cuando alguien le cuestionaba su actitud asceta.

Es posible que fuese verdad lo que ella decía, porque de a poco los contactos con otros seres humanos la fueron incomodando. Salía para caminar, de cabeza baja y medio apresada, como si tuviese la urgencia presta de hacer algún mandado con hora marcada. Mal saludaba a los conocidos, y muy pronto dejó de comparecer a las reuniones de ex compañeras y amigas, buscando siempre una disculpa para no ir. Y cuanto más Ana Paula afirmaba para sus parientes que la soledad era su ideal de vida, más sola se sentía. Por tanto, nadie más apareció de visita en su casa.

En esas expectaciones pasó el último año. Pero, verdad sea dicha, ahora estaba irreconocible, envejeciera, y, como dejara de maquillarse, los cabellos blancos tomaron cuenta de su cabeza. Al punto que cuando ella se miraba al espejo, se preguntaba: -¿Esta soy yo?

A partir de ese momento pareció demostrar un miedo supremo de las personas. Si por acaso alguien manifestaba su intención de conversar, ella luego se apartaba rauda. Comenzó a tener miedo de las personas, de las cosas, y cierto día ya no salió más. Telefoneaba para que le trajeran todo en casa.

A partir de un cierto día ya no pidió más nada para el minimarket que había cerca de su casa. Como el dueño conocía a su hermana, le preguntó a ésta lo que había acontecido ya que hacía días Ana Paula no pedía nada.

Derrumbaron la puerta y entraron. Ella estaba muerta, en su cama, toda encogida, cubierta hasta la cabeza con un edredón, como si estuviese huyendo de algo…

De ella misma, ciertamente.

El Deseo Irracional del Hombre


Por lo común, expertos en el tema suelen afirmar que el miedo a la pérdida es lo que impide relacionarse mejor. Un encuentro que llega a sorprender, con alguien diferente que produce placer y que de repente hace latir el corazón más rápido, si no es taquicardia, entonces puede ser la vivencia que estaba esperando. No obstante habría que subrayar que si la soledad es la única compañía de un individuo, antes de éste entregarse de lleno a esa nueva experiencia, de inmediato comienza a levantar una barrera automática ante cualquier señal de peligro, por lo que adopta la clásica postura del no compromiso.

Con todo, eso de negar a comprometerse no representa solamente una actitud egoísta de no querer compartir su vida con nadie porque le resulta más cómodo, sino que también tiene un significado psicológico con raíces más profundas: “el miedo a sufrir”.

Ni bien dos personas se encuentran, cada una de ellas comienza a especular y a tratar de bucear en el intrincado interior del otro para conocerlo mejor, y así poder desplegar toda una gama de artilugios para conquistarlo y si es posible dominarlo. Pocos son los que se dejan llevar pasivamente frente a un fenómeno tan común y difícil como lo es la relación de pareja y se atreven a ser como son.

Claro que la química del primer encuentro no es casual, porque no somos sólo seres materiales sino también sociales y espirituales, atributos que no sólo están relacionados sino que conforman una unidad armónica, por lo tanto, lo natural tendría que ser que la persona, tal como es, provoque la misma atracción. Sin embargo, el fenómeno actual es que las personas estén disociadas, y tampoco se comprometan consigo mismos ni con valores, porque ellas viven en un permanente relativismo, reflejando una apariencia que no concuerda con su forma de pensar, de hacer o de decir.

Aunque algunos no concuerden, eso puede aceptarse como normal. Con todo, no es necesario llegar al extremo del narcisismo monetario, como resultó ser el caso de un joven inglés que acabó siendo dispensado luego en el primer encuentro que tuvo con una chica. Lo cierto es que él resultó ser caradura al extremo, al pedir de vuelta el dinero del cafecito para esa muchacha con quien saliera no bien había acabado de conocer. Y no pensemos que era un valor tan alto así: estamos hablando de algo en torno de U$ 5.

El caso que trata de este bípede mano de vaca, aconteció en Islington, un barrio de la región metropolitana de Londres, Inglaterra, con Lauren Crouch, quien no perdiera oportunidad de dar una de vieja chismosa y acabó contando todo el episodio en su blog.

Lauren, de 28 años, -o sea, ya estando cerca de la fecha de vencimiento- se encontró de repente con el referido hombre en una estación del subterráneo que queda cerca de su casa. Luego de intercambiar miraditas, caídas de ojos y permutar no más que media docena de palabras, ellos decidieron ir a charlar juntos mientras tomaban un café. La cosa iba bien, hasta el momento que el sujeto la convidó para un segundo encuentro: una cena en su casa, a lo que ella se negara… Tal vez porque no habrían velas en la mesa.

Recatada y cumpliendo lo que su mamá le enseñara desde chiquita, Lauren todavía le dio alguna satisfacción. “Disculpe, pero yo no iría a la casa de alguien mal conociendo a esa persona. Infelizmente, yo soy muy romántica y acredito en un gran sentimiento y no en una chispa luego de primera. Mismo así, le deseo todo lo que hay de mejor en este mundo”, escribió ella en un mensaje que le envió enseguida por celular.

“OK, es justo. ¿Usted podría darme de vuelta el valor de su café? A mí no me gusta gastar dinero porque sí. Prefiero usarlo para encontrarme con otra persona”, le respondió el descornado joven luego de ser contrariado. A seguir, le envió el número de su cuenta bancaria vía SMS.

Inconformada, por no decir algo más pesado, Lauren resolvió contar todo lo que aconteció en su blog personal, si bien se abstuvo de informar si en verdad devolvió el dinero o si apenas ignoró al miserable.

Sin duda hay que reconocer que algunos hacen lo que hacen sin darse cuenta, como nos ocurre muchas veces, que damos los dos primeros pasos por devaneo o distracción, y luego no tenemos más remedio que dar el tercero, incluso sabiendo que es errado o ridículo, ya que el hombre es, realmente, y afirmémoslo como verdad irrevocable, un animal irracional… ¡Apasionante!

(*) Libros y e-book disponibles en: Livraria Saraiva: http://www.saraiva.com.br; Livraria Siciliano: http://www.siciliano.com.br; www.clubedeautores.com.br/carlosdelfante; y en: Plataforma editorial Bubok: www.bubok.es/

Típico de Hitchcock o Stephen King


Es innegable que existe una muchedumbre que adora acompañar el desenlace de historias macabras, y que una infinidad del gentío no pierde oportunidad en seguir de cerca un buen cuento terror, horror, miedo o suspenso, como algunos prefieren llamarlos. Es cierto y sabido que estas jácaras son consideradas, en su sentido estricto, como toda composición literaria breve, generalmente de corte fantástico, cuyo principal objetivo parece ser provocar el escalofrío, la inquietud o el desasosiego en el receloso lector, definición que evidentemente no excluye en el autor otras pretensiones artísticas y literarias posibles e imaginarias y quizás nunca alcanzadas.

Los entendidos en la cuestión de desvendar lo que ocurre en mentes afectadas, afirman que el gusto por este tema no es una enfermedad del viviente, y que el interés por este tipo de historias de horror y lo sobrenatural cabe interpretarlo como un intento práctico del ser humano de introducir un orden y estructura en la imaginación, endureciendo así el alma contra sus amenazas. Explicado de otra manera, estos cuentos se usan como antídoto… Aunque el mismo correctivo no sirve de nada contra políticos corruptos.

En todo caso, por si al valiente lector le gustan las historias bizarras y surreales, seguramente que esta que aconteció recientemente en Colombia será un plato lleno para incrementar su intelecto y endurecer el alma, ya que para lo otro existe la famosa pastillita azul. Como sea, de acuerdo con las informaciones del periódico “El Heraldo”, el hecho aconteció en setiembre, cuando toda una ciudad quedó en estado de choque durante un velorio.

Entrando directo en el tema, la ceremonia, en este caso, era para Jorge Eliécer Julio Ramírez, que había muerto a los 52 años en la noche del 22 de setiembre último. Pero la cuestión es que durante el velorio, el difunto “resolvió” despertar de su sueño eterno y eso acabó creando pánico en la ciudad.

Jonathan Lemus, un empleado de una funeraria local es quien cuenta: “La cuestión es que lo que aconteció dejó a la ciudad entera en estado de choque. El comentario general de las personas que estaban de cuerpo presente en el velorio, es que ese señor abrió los ojos y se le cayeron las lágrimas”.

Es incontestable que de ahí en adelante un clima de caos tomara cuenta de Pelaya, la pequeña ciudad donde el interfecto e inanimado hombre vivía. Luego, como es normal que ocurra en lugares donde nunca ocurre nada que sirva de tema para chismear, los relatos comenzaron a surgir por todos lados y hasta comenzaron a ganar entonaciones bastante macabras.

“Sabemos también que hay mucha gente que se está muriendo de miedo por causa de este episodio. Tanto, que cuando llamaron un médico para examinar el cuerpo después que él abrió los ojos, ese médico salió corriendo de tanto miedo que tenía”, cuenta el chismoso de Lemus, el parlanchín sepulturero de la casa mortuoria.

El caso es que con la reacción “nada profesional” del médico cagón, los familiares de Jorge continúan sin saber lo que realmente aconteció. Pero de acuerdo con el parecer de otros especialistas consultados por “El Heraldo”, parece que el acontecimiento macabro puede ser simplemente fruto de un espasmo… Capaz de causar espanto.

La explicación de los médicos se basa en que, mismo muerto, Jorge puede haber tenido un espasmo que haya dispuesto a que abriera sus ojos. La situación no es común, pero tampoco es imposible de ocurrir. Por tanto, él tendría asustado a las personas presentes, pero de manera alguna tendría resucitado.

Puede que muchos no concuerden conmigo, pero no obstante toda esta historia parezca obvia ahora, los médicos consultados probaron al mundo que de hecho, es mucho mejor uno desdoblarse en una carrera eclética, de que simplemente trepidar en una silla eléctrica… ¡Jactancioso asunto!

(*) Libros y e-book disponibles en: Livraria Saraiva: http://www.saraiva.com.br; Livraria Siciliano: http://www.siciliano.com.br; www.clubedeautores.com.br/carlosdelfante; y en: Plataforma editorial Bubok: www.bubok.es/

Ahora sus Emociones son Menos Complejas


El más emotivo lector necesita olvidarse de aquel viejo apotegma que menciona que los seres humanos son criaturas sumamente complejas que cargan en su espalda una enorme gama de emociones que le trastornan la vida. Por lo visto, todo ese tema no pasa de conversa para buey dormir, ya que en realidad nuevas pesquisas sugieren que los bípedes humanos tenemos apenas cuatro emociones que varían entre sí.

Antes que nada, es importante aclarar que las emociones no son más que fenómenos afectivos y subjetivos, interpretados como una manera de adaptación al ambiente en que un individuo se desarrolla. La hipótesis científica ampliamente difundida, menciona que habrían seis tipos de emociones primarias prontas para atosigarnos la vida: tristeza, felicidad, sorpresa, asco, miedo e ira.

Claro que por un lado existen las llamadas “emociones de fondo”, que nada más son que producto o resultado de las emociones básicas. Asimismo, a pesar de su significancia, este tipo de emociones no suelen manifestarse en la conducta de la persona, ya que la locura no es una emoción. Por tanto, en este renglón existen básicamente dos: “desánimo y entusiasmo”, y a partir de ellas no sólo se conforma el estado de ánimo diario de un individuo, sino que también influyen radicalmente en sus acciones… Las que sí pueden llevarlo a la locura extrema.

También están las “emociones sociales”, que reciben su nombre a partir del hecho de que es condición básica la presencia de otra persona para que estas puedan aflorar. No en tanto, a diferencia de lo que se suele creer, no son el resultado de la formación cultural brindada por la escuela y la familia. Por consiguiente, esa formación cultural sólo podría determinar la manera en que el individuo exteriorizará dichas emociones, pero de ninguna manera conseguirían crearlas. Algunas de las emociones sociales sería: vergüenza, gratitud, admiración, orgullo, celos, simpatía, ofuscación, admiración, irritación, y demás etcéteras por el estilo.

Otra manera de clasificar a las emociones sería, en primer lugar, las “emociones positivas”, que son aquellas que propician una acentuación en el bienestar del individuo que las siente. Éstas suelen contribuir favorablemente en la manera de pensar y de actuar de las personas, proporcionando reservas tanto físicas como psicológicas para tiempos de crisis. Un ejemplo de emociones positivas son la alegría, la satisfacción, la gratitud, la serenidad, y obviamente sus demás etcéteras.

Empero, no podemos dejar afuera del tarro las “emociones negativas”, que, de manera contraria a las del parágrafo anterior, provocan una reducción en el bienestar del sujeto que la experimenta. Por eso mismo existe en cada uno el fervoroso deseo consciente de evadirlas, ya que ellas bloquean la energía del ser humano e inciden negativamente en su salud. Puede afirmarse que la ira, el miedo, el asco y la depresión son algunos ejemplos de emociones negativas.

Sin embargo, como ya mencioné al inicio de la redacción, podemos depositar toda esta perorata en la lata de la basura, porque un nuevo estudio realizado por la “Universidad de Glasgow”, y publicado en la revista “Current Biology”, afirma que el ser humano sólo disfruta de cuatro emociones de base biológica: felicidad, tristeza, miedo/sorpresa e ira/disgusto.

Para desenvolver la referida investigación, los participantes fueron expuestos a expresiones faciales generadas por computador, y enseguida tuvieron que identificar las seis emociones predominantemente socialmente aceptas hasta el presente.

Al inicio, la rabia y disgusto, así como el miedo y la sorpresa, parecían muy similares. Por ejemplo, la sorpresa y el miedo presentaban movimientos de sobreceja parecidos. No en tanto, a lo largo del tiempo y conforme las expresiones se fueron desenvolviendo, los participantes fueron capaces de distinguir entre los dos tipos de emoción, sugiriendo que las diferencias entre rabia, disgusto, sorpresa y miedo son resultado de la evolución social, y no biológica.

Los investigadores se dieron el trabajo de explicar que la expresión de ojos bien abiertos que aparece con el miedo/sorpresa, es una respuesta al peligro inmediato: “el organismo actúa así para poder colectar más información visual. Fruncir la nariz delante de algo asqueroso y desagradable o cuando estamos con rabia, es una respuesta al peligro inminente, así habría menos chances de respirar algo peligroso para la salud”.

“Estos resultados nos muestran que los modelos de expresión facial transmiten una jerarquía de evolución de señales a lo largo del tiempo, caracterizado por señales biológicamente enraizados y más simple al inicio de la dinámica de señalización seguido por señales más complejos y socialmente específicos, que finalmente distinguen las seis expresiones faciales de emoción”, concluye el estudio.

En todo caso, todo esto me lleva a pensar que, a pesar de antípodas, ni siempre la Verdad y la Mentira estuvieron tan próximas… ¡Emocionante!

(*) Si desea seguir la misma línea y enfoque de este Blog, dese una vueltita por “Infraganti!!! Imágenes sin retoque”, un blog que contiene apenas instantáneas del cotidiano. Disfrútelo visitando http://guillermobasanez.blogspot.com.br/ y pase por mis libros en el sitio: www.clubedeautores.com.br/carlosdelfante