Algunos de la Tercera Edad no son Seniles


Antes de abordar el contenido de la trama final, necesito comentar que estudioso en estos asuntos tan tiernos, apuntan que las demencias (Enfermedad de Alzheimer, Enfermedad de Parkinson con demencia y otros trastornos relacionados), son probablemente los trastornos clínicos más importantes de nuestro tiempo en términos de sobrecarga para los individuos afectados y sus familias y, desde luego, de coste para la sociedad. Por ejemplo, la Enfermedad de Alzheimer supone entre el 60% y el 80 % de los casos de demencia.

Todos deben tener en cuenta que tanto en el envejecimiento normal como en el patológico, la disfunción “mnésica” es la alteración cognoscitiva más común con detrimento de la calidad de vida y de la capacidad de nuevos aprendizajes y en la evocación de información valiosa.

Por tanto, el deterioro de la memoria asociado con la edad describe una declinación en la memoria sin otra causa que lo explique; por lo que se ha sugerido que es un fenómeno normal en los ancianos más que una etapa inicial de una demencia u otra enfermedad.

Sin embargo, a pesar de las diversas causas capaces de producir estos deterioros cognoscitivos, eso no suele ocurrir con todos los longevos. Por lo menos así lo apunta el siguiente relato:

De repente, un hombre ya entrado en años, ingresa un viernes por la tardecita a una joyería acompañado a su lado de una despampanante rubia.

Al ser atendido, el hombre le dice al dependiente que desea regalar algo especial para su amiga.

El joyero busca en los escaparates y le muestra un anillo valorado en $ 5,000.00 dólares. El hombre mira la joya y responde:

-¡No! ¡No!… Yo quiero algo realmente especial.

Entonces el joyero se dirige a una bodeguita privativa, y de allí regresa con un anillo increíble.

-¡Esta es una joya valorada en $ 40,000.00 dólares! -le dice el joyero.

Al ver la joya, los ojos de la dama parpadean con brillo excesivo y su cuerpo tiembla de excitación.

El hombre, al darse cuenta de su reacción, expresa: -¡Lo compro!

El joyero, entendiendo que nadie lleva tal cantidad en los bolsillos, le pregunta por la forma de pago.

-Con cheque -le responde el anciano comprador-. Obviamente usted necesitará verificar que mi cheque es bueno. Así que… acá lo tiene.

-Por favor… -agrego, mientras el joyero observaba el cheque-, el lunes llame al banco para verificarlo, y cuando esté todo en orden, llámeme… Yo pasaré el lunes por la tarde para retirar el anillo.

El lunes por la mañana el joyero lo llama terriblemente enojado.

-¡¡¡No hay ningún dinero en esa cuenta!!!

-Ya lo sé, -le informa el anciano-. Pero usted ni se imagina el fabuloso fin de semana que he pasado.

 

Moraleja: ¡No todos los de la tercera edad son seniles!

 

(*) Por si está dispuesto, pase por http://guillermobasanez.blogspot.com.br/ “Infraganti!!! Imágenes sin retoque”. Allí lo aguardan algunas imágenes instantáneas del cotidiano. Además, mis libros están en www.clubedeautores.com.br/carlosdelfante