Sobre los Bellos Durmientes


De acuerdo con los resultados conclusivos de un estudio reciente, la hora a la que nos vamos a la cama y la cantidad de horas que dormimos podría tener efectos en la negatividad o positividad de nuestros pensamientos… Y cuando digo “nos vamos a la cama”, significa que es para dormir y no para explayarse con otras bobadas en la horizontal, por supuesto.

Pues bien, excluyendo esas simplezas recreativas que a veces son imposibles de realizar en posición oblicua, tenemos que algunos investigadores de la “Universidad de Binghamton”, Estados Unidos, sometieron a 100 jóvenes adultos a una serie de cuestionarios.

Durante de ese proceso investigativo-bisectriz, los licenciados buscaron medir las intensidades de preocupación, rumiación y obsesión (ya que los pensamientos negativos repetitivos acostumbran a medirse con estas variables). También se le preguntó a los encuestados acerca de sus hábitos de sueño: más nocturnos o más diurnos, más regulares o menos regulares… Sin llegar a entrar en los pormenores de la pareja de estos bellos durmientes.

Por tanto, según consigna la edición digital de la revista “Muy Interesante”, luego que los investigadores analizaron los resultados, observaron que los voluntarios que experimentaban más a menudo pensamientos negativos eran los que se acostaban más tarde o dedicaban menos horas al sueño…

Eso se debe, conforme apunta la investigación, a que las personas que duermen menos y se acuestan más tarde suelen sentirse más agobiados por pensamientos negativos en comparación con aquellos que mantienen un horario regular a la hora de dormir.

Acredite o no, y si esto sirve de algo a la hora de dormir, sé que los resultados de este nuevo estudio fueron publicados en la revista “Cognitive Therapy and Research”.

Además, parece que los resultados sugieren que la interrupción del sueño puede estar relacionada con el desarrollo del pensamiento negativo repetitivo… Algo que todos ya sabemos, pues no hay quien, cuando lo despiertan en lo mejor del sueño no se quede recontra caliente.

Como sea, ya que no existe confirmación científica de donde sale ese asunto de que a uno se le suban los humos si nos cortan el sueño, lo que resulta del estudio, es que a los investigadores se les ha dado por sugerir que las terapias contra los trastornos que llevan aparejados estos síntomas incidan en que dediquemos un tercio de nuestra vida a dormir… Y diría más: un otro tercio a trabajar y el tercio restante a divertirse, pues la vida es dura y no dura… ¡Aproveche! Al final de cuentas el año nuevo recién está comenzando.

(*) Visite el blog “Infraganti!!! Imágenes sin retoque”, http://guillermobasanez.blogspot.com.br/

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