Puede que la Culpa Sea de Aedes


De acuerdo con las palabras de un científico y pensador norteamericano, el siglo XXI puede llegar a ser el último para la humanidad tal como la conocemos hoy día. Eso se debe, conforme la dispersión de sus pensamientos de carácter lúdico-redundante-excrementosos, a que nuestras actuales características humanas podrán ser substituidas dentro de poco de una manera realmente intrigante.

Seth Shostak, del “Instituto SETI” (o “Busca por Inteligencia Extraterrestre”, por su sigla en inglés), localizado en Mountain View, California, es quien argumenta que tres grandes avanzos científicos están a punto de mudar los seres humanos para siempre. Sus palabras fueron: “Nosotros podemos, eventualmente, llegar a producir descendientes que serán tan diferentes de nosotros, como los perros son de los lobos cenicientos”… Y evidente que no será por causa del Zika virus.

“Las alteraciones aleatorias y ascendientes de nuestra especie, ocasionadas por la evolución darwiniana, darán paso a las mejoras que serán dirigidas por futuros ingenieros”, agregó Shostak, quien acredita que tecnologías tales como la ingeniería genética, la inteligencia artificial -incluso la de los políticos- y los viajes espaciales están prestes a mudar la raza humana para siempre.

En un artículo que fue publicado en el sitio del “Instituto SETI”, Shostak argumenta que tecnologías como “bebés proyectados” y computadores que se conectan directamente con mentes humanas serán una realidad muy en breve, y ciertamente mudarán profundamente la humanidad.

Además, agrega: “El desenvolvimiento de la inteligencia artificial general será ciertamente el conductor más dramático de la mudanza, porque se tratará menos de una cuestión de mejorar nuestros descendientes y más de substituirlos por nuestros sucesores modificados”.

“Tal vez sea posible promulgar nuestra cultura y a nosotros mismos, colocando “chips” en nuestros cerebros o simplemente haciendo un “upload” de nuestros cerebros en máquinas. Aunque ciertamente el resultado no será el “Homo sapiens” que hemos conocido por 50 mil años”… Ni la “Mujer sapiens” que la presidenta brasileña Dilma Rousseff afirma existir pero que nadie vio.

Mismo así, de acuerdo con la línea de pensamiento de Shostak, lo que tendremos no será apenas la posibilidad de surgir seres humanos genéticamente modificados, y sí una realidad inevitable con la que tendremos que convivir.

“La interacción implacable entre la ciencia y la tecnología es lo que garante que el conocimiento genómico generará un número creciente de aplicaciones. La cura de enfermedades es una de ellas, y obviamente eso es algo deseable para muchos. Pero nuestros esfuerzos no estarán limitados apenas a curar a nosotros mismos; también vamos optar por ser cada vez mejores. Uno puede hasta excitar en aprobar los bebés proyectados, pero manipular genéticamente nuestros hijos es algo que despunta en el horizonte así como lo hace el sol de la mañana”.

Cavilando sobre sus pronósticos, con certeza algunos han de someterse primero a un tolo cardiólogo perorando sobre protuberancias en aquel músculo viscoso, inquieto y sanguinolento con sus obsesivas manías de tic-tac; después ha de sujetarse a las baboserías que algún neurólogo dirá sobre la regeneración del flujo cortical con anamilostose del lóbulo frontal y otras ideas cretinas acerca del cerebro, el más torpe y obsceno de los órganos de las anatomías… Después y solamente después surgirá lo que pregona Seth Shostak y la evolución darwiniana moderna… ¡Aguardemos!

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El Color de sus Ojos lo Dice Todo


En realidad, por andar un poco escaso de tiempo no me detuve a contarlos, pero dicen que los humanos que tienen ojos azules corresponden al 8% de la población de terráqueos, o sea que son cerca de 600 millones de bípedes pensantes de dos o más piernas… Dependiendo, claro, de cómo éstos utilizan esa masa gris que llevan entre oreja y oreja.

Tal declaración se debe a una investigación que fue realizada por el genetista dinamarqués Hans Eiberg en el DNA mitocondrial, lo que acabó revelando un dato curioso: todas las personas con ojos azules descienden del mismo ser humano. Algo que dejó al memo de mi vecino con la pulga atrás de la oreja, puesto que ni Adán ni Eva tenían ese color en su iris. Entonces se preguntó: ¿ellos serían hijos de quién?

Luego cavilar un poco más junto con muchos de los que conozco, concluyó que estos podrían ser hijos de algún político o taxista de la antigüedad, por ser ellos los verdaderos hijos… para toda la humanidad.

Sin embargo, los que piensan así están rotundamente equivocados ya que de acuerdo con el referido estudio, una única mutación genética transformó el ojo castaño en azul. Lo que por sí ya aclara la duda de mi vecino.

Como sea, el caso es que Eiberg localizó el colorido de esa mutación en la coloración de la iris con exactitud de tiempo y espacio: ese ser humano de ojo mutante vivía en la región del Mar Negro (sur de Europa) y no en África, algo cerca de 7 mil años atrás.

Por tanto, la mutación se fue sucediendo de generación en generación y se mantuvo en las características humanas hasta los días actuales. Lo que sería más o menos como 300 generaciones después, según el cálculo que fue apuntado por el sitio “Mind Unleashed”.

Este descubrimiento puede ser la explicación para la alta concentración de ojos azules en el Viejo Continente, especialmente en el Este europeo. Por ejemplo, en Ucrania, -antes del Sr. Putin mandar atacar-, el 53% de las personas que han logrado sobrevivir a los tiros y las bombas, tienen ojos azules.

En todo caso, tempos después, la mutación se desparramó para América del Norte -sin llegar a tocar la familia del Sr. Barak- y Oceanía. No obstante conforme el propio Eiberg explica: “Una alteración en el gene “OCA2” creó un ‘interruptor’, que literalmente ‘desligó’ el fenotipo de ojos castaños”.

Sobre tal asunto, los genetistas explican que el gene “OCA2” controla la producción de melanina, el pigmento regulador del color de la piel, cabellos -para el que tiene- y ojos. Pero aclaran que la producción de melanina no fue totalmente bloqueada, pues eso causaría albinismo, y el engendro acabó creando humanos con ojos azules.

Y como un dato más para los escépticos en estos asuntos pigmentados, agregan que antes de dicha mutación ocurrir, toda la humanidad tenían los ojos oscuros y no usaban lentes de sol. Lo que de por sí no deja de ser una bella sorpresa de la madre naturaleza que los parió.

Así pues, aunque infelizmente no se pueda decir lo mismo de ésta mera perorata que ha sido escrita, ni se la pueda comparar con los magistrales ejemplos dados por Lautréamont, Joyce y otros tantos, pienso que luego de lo afirmado no ha de sobrar ni el esqueleto del lúdico grafológico-oralizante de aquello que hace cincuenta siglos se pretendió por sumerios, asirios o babilonios para nos describir el gran Nada existencial que asola el planeta… ¡Tornasolado asunto!

(*) Libros y e-book disponibles en: Livraria Saraiva: http://www.saraiva.com.br; Livraria Siciliano: http://www.siciliano.com.br; www.clubedeautores.com.br/carlosdelfante; y en: Plataforma editorial Bubok: http://www.bubok.es/