Mi Alma en un Corazón de Plástico


Sin ir más lejos, el otro día, conversando con mi vecino, él me dijo: ¿Sabes?, ¡en mi próxima vida quiero ser un despertador! Como no entendí el significado de su deseo, luego le pregunte por qué, y él me respondió muy orondo: ¡Sólo por joder!

Lo cierto es que tengo serias dudas que mi vecino esté preocupado con la rencarnación o la existencia de vida luego después de uno finiquitar. Con todo, el gran misterio de la existencia humana de si hay vida después de la vida, parece que ha dado un paso más hacia la comprensión de lo que muchos de nosotros consideramos un tránsito y no un final definitivo de la vida humana dentro de un sobretodo de madera.

Recientemente llegué a mencionar que se ha llevado a cabo un estudio médico sobre experiencias cercanas a la muerte, y mediante el mismo se ha descubierto que existe -o permanece algún tipo de conciencia- después de la muerte cerebral. Tal aserción sale de los científicos de la “Universidad de Southampton”, en el Reino Unido, que han dedicado cuatro años al estudio de más de dos mil personas que habían sufrido paro cardiaco en quince hospitales del Reino Unido, Estados Unidos y Austria.

Sin embargo y en paralelo a este hecho, a otro grupo de científicos australianos se les ha dado por afirmar que ya no será necesario mitigar melancolías y ponerse mirar fotografías viejas, videos o cartas de aquellos que nos dejaron y partieron para una mejor -sí, porque peor que aquí no ha de ser-, pues todo indica que esos propósitos son algo ultrapasados.

Estos estudiosos acreditan tanto en las actuales conquistas humanas en el campo de los avanzos robóticos, así como en la evolución de la medicina en lo que dice respecto al conocimiento cerebral, que decidieron comenzar a estudiar una forma de mantener la consciencia de quienes partieron en algo parecido con lo que físicamente ya se forma en cuerpos biónicos… Lo que parece caso de ficción científica, o quizás ellos han mirado muchas películas por el estilo.

En todo caso, de acuerdo con lo informado por la compañía “Humai”, mismo no siendo un “Jesucristo frente a Lázaro”, ahora ellos pretenden “resucitar” los muertos y transformar la permanencia de la consciencia humana en algo infinito.

Por si el irreflexivo leyente no cree en lo que aquí escribo, le aviso que en el web sitio del proyecto está registrado: “Nosotros estamos usando la inteligencia artificial y la nanotecnología para reunir datos sobre el estilo de conversación, modelos comportamentales, procesos de pensamiento e informaciones sobre el funcionamiento del cuerpo de dentro para fuera. Esas informaciones luego serán codificadas en un sensor con múltiples tecnologías, que será acoplado a un cuerpo artificial”.

Como se puede ver, el desafío es significativo, ya que pretenden colocar dentro de un cerebro ya “muerto” códigos que lo tornen artificialmente vivo nuevamente, a partir de un encaje bastante fino que sería realizado en una máquina con base de silicona. Con todo, cuanto a experiencias, pasado, energía vital, personalidad y características del individuo que ya era y no respira, todos estos deberán ser reproducidos nuevamente.

De acuerdo con el CEO de la “Humai”, Josh Bocanegra, en entrevista concedida a la revista “Popular Science”, afirma: “cada paso que damos en los descubrimientos de cómo funcionan los pensamientos, representa que el desenvolvimiento de la tecnología final está cada vez más próximo. No obstante, solamente mediante un test final, que la cirugía y el trasplante nos darán, es cuándo podremos decir que es realmente posible tornar la ficción en realidad”.

¡Pronto! Atendidas tales exigencias, juzgo que han de surgir luego algunas preguntas sobre autores abstemios… ¡Horror! No obstante se justificarán diciendo que la pérfida Albión era un túmulo. Puede ser, porque después del desaparecimiento de Geoffrey Chaucer, Shakespeare, John Keats, William Blake y eventualmente Manley Hopkins, sólo un poeta como Dylan Thomas para salvar un imperio destinado a la igualdad de la limpidez de sí mismo… ¡Reverberante!

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