Todo Quedó a Medio Ventilar


Tengo el presentimiento de que quizás el distraído leyente no se haya enterado de tan aireado asunto, pero la verdad, es que más de 60 ciudades de todo el mundo se sumaron a una nueva “jornada sin pantalones en el metro”. Es que desde Sídney a Nueva York, pasando por Londres y Buenos Aires, varios miles de pasajeros de esas ciudades viajaron en los subtes durante un bochornoso domingo cualquiera del enero pasado, solamente en ropa interior, lo que terminó por provocar risas o miradas perplejas de otros usuarios de ese medio de transporte… Y es de suponer que estos oyeron un recitado de improperios que fueron proferidos por esas piadosas viejecitas que todas las tardes acuden a la iglesia de su barrio.

Pues bien, resulta que estos atrevidos viajeros formaban parte de la 13° edición internacional de “viaje en metro sin pantalones”, un tipo de chanza organizada este año en unas sesenta ciudades del desquiciado mundo en que vivimos.

El prosaico creador del calzonudo evento, Charlie Todd, quien incluso coordina la organización del programa en la propia Nueva York, fue uno de los primeros en quitarse el pantalón, sin perder el rostro serio, en el metro…. ¿El objetivo? “Divertirse”, explicó él… Y “provocar risas y sonrisas”, agregó.

Según testificó Todd, entre 3.000 y 4.000 personas, desde los tres meses a los 71 años de edad -estos últimos sin miedo de esconder sus arrugados pliegos de piel y las azuladas várices-, viajaron tranquilos con las piernas más frescas en el tren subterráneo de la metrópolis estadounidense, ya que, desde siete puntos diferentes, los participantes se dispersaron por las líneas del metro, para luego volver a reunirse en Union Square, en la propia Manhattan.

“Tenemos que actuar de manera normal… Recuerden mantener un rostro serio… Respondan de manera cordial que se les olvidaron si alguien les dice que no tienen pantalones… Y sí, hace frío, desafortunadamente”, les explicó Todd.

En todo caso, los participantes debían usar ropa interior, y aunque se permitían los diseños llamativos en sus taparrabos, los organizadores preferían que las personas copartícipes usasen una vestimenta normal, al menos de la cintura para arriba, para causar una sorpresa mayor en los demás pasajeros. Incluso, se alentaba el uso de trajes formales o de uniformes, así como llevar bicicletas, cochecitos de bebé, bolsas de la compra o maletines… Y las partes pudendas guardadas.

Pedro, uno de los solidarios con la idea, en calzoncillos rojos y de calcetines, parado sobre el andén, vestía un sombrero, mientras lamentaba que hiciese frío… “Pero es muy divertido”, declaró sonriente…Y con aquello morado.

Ya en Buenos Aires, y según lo constató la AFP, decenas de argentinos se sumaron a la jornada quedándose sin pantalones en los vagones del metro ante la sorpresa del resto de los pasajeros… La convocatoria local, que se hizo por la red social Facebook, señalaba que los participantes debían “estar dispuestos a quitarse los pantalones y poder mantenerse serios, sin gesticular o reírse por no traer pantalones”.

Mientras, algunos irreflexivos pasajeros los miraban risueños, sin embargo todos lograron permanecer imperturbables. Por su vez, cabe aclarar que las mujeres se quedaron con sobria ropa interior, y ellas y sus bombachas fueron las que más atrajeron las miradas de los tarados viajeros del metro.

“Todos insistan en decir que era una coincidencia en que otros también se olvidaron sus pantalones”, señalaban los organizadores, que también les prohibieron a los participantes a hablar entre ellos.

En el Viejo Mundo, precisamente en París, el encuentro se produjo en la estación Charles de Gaulle-Etoile, para viajar hasta Bastille, y donde más de 1.200 personas se habían inscrito en Facebook para participar.

Por causa del fuso horario, la ventilada jornada comenzó en Sídney, ciudad que al igual que Buenos Aires, se encontraba en pleno verano austral, donde un pequeño grupo se quitó el pantalón antes de aventurarse en el metro en el centro de la ciudad, cuando desfilaron parsimoniosos ante la mirada circunspecta de varios turistas. Además, otras personas se animaron a participar en Melbourne, Adelaide y Brisbane.

No muy lejos de allí, en el concurrido tren subterráneo de Hong Kong, unas 40 personas, entre ellas la australiana Bess Hepworth y su hijo de 18 meses, también se unieron a la diversión… “Es la primera vez que él se va a quitar los pantalones en público”, dijo la mujer de 37 años en referencia a su hijo… Por lo que da a entender que ella ya estaba acostumbrada a realizarlo.

En el colado continente de esta isla, en Pekín, un grupo de personas sin pantalones usó el metro, provocando miradas confundidas de otros pasajeros, -ya que a ellos les costó un poco abrir los ojos… “Quiero mostrar que (los chinos) nos hemos internacionalizado”, dijo Huang Li, de 22 años, vistiendo un bombacha azul con puntos… “Pero mismo así, la gente piensa que estoy loca”, añadió la joven.

Pues bien, en medio de toda esta humareda visual sobre rieles, donde algunos seres que por allí circulan dejan la vida transcurrir esperando que el planeta vuele en pedazos, y donde casi nadie espera vivir muy largo ya que andan apurados tragándose cada momento antes que los sorprenda el Apocalipsis, me parece que muchos de ellos no tienen tiempo para examinar el propio ombligo y tomar nota, como se usa ahora. Es que delante de esta insofismable prueba de prestidigitación geométrica, puede notarse como a cada día se ofrecen tesoros ante papilas babeantes… ¡Impresionante!

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